A modo de presentación.
El 10 de marzo pasado puse en el blog la primera parte de mi visión sobre el mercado de trabajo y la reforma laboral. Entonces estaba cocinándose la posibilidad de un acuerdo laboral, que se daba como seguro para finales de abril. Hoy se ha publicado la opinión de patronal y sindicatos sobre la propuesta de reforma laboral que ha hecho el Gobierno, y los agentes sociales piden más tiempo para alcanzar un acuerdo. Al mismo tiempo ambos se manifiestan contrarios a la propuesta que hace el Gobierno. Las cosas se complican, y ya se habla de un posible acuerdo para junio o antes del verano, pero nadie da ya nada por seguro. En "palabros" de los inversores, diremos que la sitaución es "muy volátil". Aprovecho para publicar la segunda entrega de mi visión. Espero que despierte más interés que la primera, y lamento no saber incluir el gráfico al que hace referencia la figura 1. Si alguien sabe cómo, espero su ilustración.
5. La visión de conjunto. Mercados entrelazados.
Cuando un problema afecta a varias partes, lo mejor es que todas las partes intervengan en su solución. Pueden hallarse soluciones unilaterales, pero no son soluciones duraderas. La negociación que concluye en un acuerdo social equilibrado es más eficiente económicamente que la confrontación social.
Para facilitar una solución multilateral y equilibrada, lo mejor es partir de una visión común del problema. Hasta ahora, empresarios y trabajadores, patronales y sindicatos no han tenido una visión común del problema. Sólo miran aquella parte de la realidad económica que beneficia directamente sus intereses.
¿Es la realidad económica tan divergente o es más interdependiente de lo que los agentes sociales nos trasladan? ¿Hay posibilidad de que los agentes sociales tengan una visión cooperativa de la realidad económica en lugar de visiones competitivas y excluyentes?. ¿Hay una visión integradora que es más eficaz que las visiones unilaterales de cada parte?.
En mi opinión la economía es una máquina compleja constituida por mercados entrelazados e interdependientes. Esto es lo que los agentes económicos, sociales y políticos no quieren ver ni analizar cuando negocian. Todos se dejan llevar por la rivalidad, que es el valor dominante en “los mercados” capitalistas cuando se consideran de uno en uno, en lugar de promover la cooperación y la interdependencia, que es como realmente funcionan “los mercados” cuando se analizan en su conjunto. Esto no es un juicio de valor, sino una verdad científica. También los políticos se instalan en la rivalidad permanente compitiendo por el voto y desplazan a segundo término el interés común de los ciudadanos. Nadie parece tener la sensatez necesaria para ver que la rivalidad necesita límites. Un poco de rivalidad es bueno y sirve de control. Demasiada rivalidad es un desastre seguro.
Para evitar malentendidos sentemos un principio: “Los mercados” no son la causa de nuestros males actuales. Los mercados estaban presentes en la sociedad antes de la llegada del capitalismo liberal y seguirán estando ahí cuando éste se haya ido. Los mercados son puntos de encuentro donde las personas puede hacer intercambios, comprar y vender, y como tales son elementos facilitadores de la actividad económica. Esto no impide que algunos economistas y políticos intenten hacernos creer que los mercados modelo “capitalista” son los únicos mercados posibles. Esta es una afirmación interesada sin respaldo científico. La Historia demuestra que es falsa.
Además, y para nuestra fortuna, el conjunto de “los mercados” que hacen funcionar la economía real están entrelazados y son interdependientes: los mercados que guían el comportamiento de los trabajadores (mercados de bienes y servicios) enlazan con los mercados que guían el comportamiento de los emprendedores (mercados de factores de producción). La máquina de la economía es de doble llave. No funciona sólo con la llave de los emprendedores ni sólo con la llave de los trabajadores. Se necesitan las dos llaves.
La visión de los emprendedores es de medio círculo. La visión de los trabajadores es de otro medio. Si unimos las dos visiones tendremos el circulo completo. Es necesario tener a la vista el círculo completo para comprender la realidad económica y los mecanismos que la hacen funcionar. Trabajar con visiones parciales es ineficaz.
EL COSTE, que es la clave de la visión empresarial, y EL INGRESO, que es la clave de la visión trabajadora, están enlazados por una cadena de realidades económicas que tienen que funcionar en equilibrio y coordinadamente para que funcione bien el conjunto de la economía.
La lógica del funcionamiento de la economía a nivel agregado (macroeconomía) nos dice que es imposible conseguir a la vez la minimización del COSTE (que es lo que quiere el empresario) y la maximización del INGRESO (que es lo que quiere el trabajador). Esta incompatibilidad en los objetivos de origen, impregna de conflicto las relaciones entre patronal y sindicatos e instaura la rivalidad social como eje de la actuación económica. Esa es una vía muerta de trabajo. Ha servido para traernos hasta aquí, pero no nos llevará al futuro.
Jugando a la rivalidad, es posible minimizar el coste minimizando el ingreso (que es por lo que lucha el empresario), o maximizar el ingreso maximizando el coste (que es por lo que lucha el trabajador), pero el conjunto de la sociedad paga un alto precio por esta rivalidad continua. El antagonismo entre empresarios y sindicatos no mejora el sistema económico, sino que produce ineficiencias. La rivalidad social desequilibra el funcionamiento de los mercados y los hace más ineficientes. Este es un principio válido para cualquier sistema económico, incluido el capitalista. El problema es que los economistas devotos del capitalismo no toman en consideración estos costes.
Para seguir avanzando en este razonamiento, tenemos que hacer una aproximación a la rueda de realidades económicas que enlazan EL COSTE mínimo que busca al empresario con EL INGRESO estable y periódico que busca al trabajador. La figura 1 presenta la rueda económica que proponemos para analizar la negociación laboral:
Cuando un problema afecta a varias partes, lo mejor es que todas las partes intervengan en su solución. Pueden hallarse soluciones unilaterales, pero no son soluciones duraderas. La negociación que concluye en un acuerdo social equilibrado es más eficiente económicamente que la confrontación social.
Para facilitar una solución multilateral y equilibrada, lo mejor es partir de una visión común del problema. Hasta ahora, empresarios y trabajadores, patronales y sindicatos no han tenido una visión común del problema. Sólo miran aquella parte de la realidad económica que beneficia directamente sus intereses.
¿Es la realidad económica tan divergente o es más interdependiente de lo que los agentes sociales nos trasladan? ¿Hay posibilidad de que los agentes sociales tengan una visión cooperativa de la realidad económica en lugar de visiones competitivas y excluyentes?. ¿Hay una visión integradora que es más eficaz que las visiones unilaterales de cada parte?.
En mi opinión la economía es una máquina compleja constituida por mercados entrelazados e interdependientes. Esto es lo que los agentes económicos, sociales y políticos no quieren ver ni analizar cuando negocian. Todos se dejan llevar por la rivalidad, que es el valor dominante en “los mercados” capitalistas cuando se consideran de uno en uno, en lugar de promover la cooperación y la interdependencia, que es como realmente funcionan “los mercados” cuando se analizan en su conjunto. Esto no es un juicio de valor, sino una verdad científica. También los políticos se instalan en la rivalidad permanente compitiendo por el voto y desplazan a segundo término el interés común de los ciudadanos. Nadie parece tener la sensatez necesaria para ver que la rivalidad necesita límites. Un poco de rivalidad es bueno y sirve de control. Demasiada rivalidad es un desastre seguro.
Para evitar malentendidos sentemos un principio: “Los mercados” no son la causa de nuestros males actuales. Los mercados estaban presentes en la sociedad antes de la llegada del capitalismo liberal y seguirán estando ahí cuando éste se haya ido. Los mercados son puntos de encuentro donde las personas puede hacer intercambios, comprar y vender, y como tales son elementos facilitadores de la actividad económica. Esto no impide que algunos economistas y políticos intenten hacernos creer que los mercados modelo “capitalista” son los únicos mercados posibles. Esta es una afirmación interesada sin respaldo científico. La Historia demuestra que es falsa.
Además, y para nuestra fortuna, el conjunto de “los mercados” que hacen funcionar la economía real están entrelazados y son interdependientes: los mercados que guían el comportamiento de los trabajadores (mercados de bienes y servicios) enlazan con los mercados que guían el comportamiento de los emprendedores (mercados de factores de producción). La máquina de la economía es de doble llave. No funciona sólo con la llave de los emprendedores ni sólo con la llave de los trabajadores. Se necesitan las dos llaves.
La visión de los emprendedores es de medio círculo. La visión de los trabajadores es de otro medio. Si unimos las dos visiones tendremos el circulo completo. Es necesario tener a la vista el círculo completo para comprender la realidad económica y los mecanismos que la hacen funcionar. Trabajar con visiones parciales es ineficaz.
EL COSTE, que es la clave de la visión empresarial, y EL INGRESO, que es la clave de la visión trabajadora, están enlazados por una cadena de realidades económicas que tienen que funcionar en equilibrio y coordinadamente para que funcione bien el conjunto de la economía.
La lógica del funcionamiento de la economía a nivel agregado (macroeconomía) nos dice que es imposible conseguir a la vez la minimización del COSTE (que es lo que quiere el empresario) y la maximización del INGRESO (que es lo que quiere el trabajador). Esta incompatibilidad en los objetivos de origen, impregna de conflicto las relaciones entre patronal y sindicatos e instaura la rivalidad social como eje de la actuación económica. Esa es una vía muerta de trabajo. Ha servido para traernos hasta aquí, pero no nos llevará al futuro.
Jugando a la rivalidad, es posible minimizar el coste minimizando el ingreso (que es por lo que lucha el empresario), o maximizar el ingreso maximizando el coste (que es por lo que lucha el trabajador), pero el conjunto de la sociedad paga un alto precio por esta rivalidad continua. El antagonismo entre empresarios y sindicatos no mejora el sistema económico, sino que produce ineficiencias. La rivalidad social desequilibra el funcionamiento de los mercados y los hace más ineficientes. Este es un principio válido para cualquier sistema económico, incluido el capitalista. El problema es que los economistas devotos del capitalismo no toman en consideración estos costes.
Para seguir avanzando en este razonamiento, tenemos que hacer una aproximación a la rueda de realidades económicas que enlazan EL COSTE mínimo que busca al empresario con EL INGRESO estable y periódico que busca al trabajador. La figura 1 presenta la rueda económica que proponemos para analizar la negociación laboral:
FIGURA 1
La rueda económica básica que diseñamos se mueve del coste al ingreso pasando por el empleo para regresar del ingreso al coste pasando por la producción. El movimiento de la rueda supone actividad económica, pero para que haya movimiento se necesita que los agentes económicos y sociales asuman la lógica del funcionamiento de la economía en su conjunto. Esta lógica, a efectos de la negociación laboral, responde a una cadena de 8 dientes con la siguiente secuencia: el coste determina el excedente; el excedente atrae al empleo; el empleo genera salarios; los salarios determinan los ingresos; los ingresos determinan el consumo; el consumo genera producción; la producción atrae el capital; el capital determina el coste, y vuelta a empezar.
Los resistentes al cambio y los defensores de que el capitalismo liberal perdure indefinidamente tal y como ahora se concibe se apresurarán a descalificar esta rueda básica. Alegarán que existen otras realidades económicas como el mercado financiero, la tecnología, el mercado exterior, las políticas públicas etc., sin cuya incorporación no puede comprenderse el funcionamiento de la economía. Diré que estoy de acuerdo pues la complejidad del funcionamiento de la economía se parece más al mecanismo de ruedas de un reloj que al de una noria, pero para el caso que nos ocupa ahora, que es el de la negociación laboral, la rueda de 8 dientes que hemos identificado simplifica de manera suficiente la realidad económica en la que operan empresarios y trabajadores. No pretendemos construir un macro-gráfico que describa el funcionamiento de toda la economía, sino un esquema simplificado de las realidades económicas que inciden en el comportamiento de los actores de la negociación laboral.
Así, a la vista de nuestra rueda económica, podemos comprender mejor que cuando el empresario consigue minimizar el coste deprimiendo el ingreso del trabajador, maximiza el capital y el excedente y pone en marcha la economía del hiper-excedente del capital, pero en esta economía el conjunto de “los mercados” se paraliza y el consumo y el empleo caen en la recesión (esto pasó principalmente en la crisis de 1929 en la que el salario era barato). Por el otro lado, cuando el trabajador consigue maximizar el ingreso deteriorando el coste del empresario, maximiza el salario y el consumo y pone en marcha la economía del hiper-consumo del salario, pero en esta economía el conjunto de “los mercados” sobreactúa formando burbujas especulativas, y la producción y el empleo tienen primero un crecimiento artificial estimulados por las burbujas para caer después en la recesión (esto pasó principalmente en la crisis de 2008 en la que endeudarse era barato).
Estas realidades funcionan con el mismo automatismo con que funcionan “los mercados”, y están en el origen de las crisis periódicas de las economías capitalistas nacionales primero, y del capitalismo globalizado después. No son tomadas en consideración por los agentes sociales en la negociación de sus respectivos intereses y tampoco por los políticos al elaborar las políticas económicas de los Gobiernos nacionales y de las instituciones económicas internacionales. Por ello las crisis se repetirán, porque son la consecuencia lógica de un funcionamiento desequilibrado de la rueda de los mercados nacionales e internacionales. Porque es falso que los mercados en su conjunto funcionen por sí mismos en equilibrio. Y los efectos de las crisis son tanto más destructivos cuanto mayor es el desequilibrio de mercados que las origina.
¿No pueden hacer nada los agentes sociales y los políticos para aportar equilibrio al funcionamiento de los mercados?. Sí que pueden, pero para ello los políticos tienen que cambiar la actitud servil con la que ahora se someten al mandato de los mercados, y los agentes sociales tienen que cambiar los ejes de su negociación laboral para contribuir también al equilibrio del conjunto de los mercados. En la tercera entrega explicaremos el necesario cambio de ejes.