Plataforma abierta a la acción política, entendida y enfocada a la mejora de la calidad de vida de todas las personas. Para cambiar lo que no nos gusta, debemos de superar el nivel de la crítica y de la melancolía y pasar a la acción. Esta acción, en ocasiones, debe ser revolucionaria

miércoles, 16 de mayo de 2012

DOS VERDADES VERGONZANTES SOBRE LA FRAGILIDAD DE LAS FINANZAS

MANTRA: UN BANCO CENTRAL GLOBAL, UNA MONEDA GLOBAL, UN GOBIERNO ECONOMICO GLOBAL.

1. Me llama Adolfo para decirme que no entiende muy bien lo que pasa con la creación del dinero y la quiebra de BANKIA, y que se ha tenido que poner algo “mitinero” en esa Universidad Popular de Sevilla a la que asiste por las tardes con ánimo de aprender y polemizar. Me cuenta el mitin y le confirmo que hay razones técnicas que fundamentan el contenido “mitinero” de su discurso. Prometo enviarle una ideas sencillas en el día, cosa que intento hacer con esta comunicación que subo a la red para que se comparta.

2. Antes de explicar nada quiero traer a colación el cuento de Hans Christian Andersen titulado “El traje nuevo del emperador”, publicado en 1837 dentro del libro “Cuentos de adas contados para niños”.Ese cuento ha popularizado la expresión “el rey va desnudo”, para referirse en general a cualquier verdad obvia negada por la mayoría a pesar de las evidencias. Son “verdades vergonzantes”.

3. Muchas personas desconocerán que el cuento de Andersen está tomado de la España de 500 años antes, cuando el infante Don Juan Manuel escribió el “Conde Lucanor” e incluyó en él el ejemplo 32 sobre lo que sucedió a un rey con los burladores que hicieron el paño. Todos ocultaron la verdad “hasta que un negro que cuidaba el caballo del rey y que no tenía nada que perder, le dijo al rey: Señor, a mi no me importa que me tengas por hijo del padre que yo digo ni de cualquier otro, y por tanto os digo que o yo soy ciego o vos vais desnudo”.

4. El cuento y la expresión son muy aplicables al caso de BANKIA y a las finanzas avanzadas de todos los países. La primera “verdad vergonzante” que nadie quiere reconocer es que el dinero que los bancos tienen de los ahorradores es el mismo dinero que los bancos prestan a los deudores, aunque aumentado. Y digo aumentado porque en ese proceso de prestar dinero, los bancos lo crean, y tiene autorizado por ley crear hasta 9 veces más dinero que el que reciben de los ahorradores. Existen otras formas sofisticadas de crear dinero, pero no vienen al caso.
5. Generar deuda bancaria es la forma principal como en las sociedades “bancarizadas” hemos convenido colectivamente que se crea dinero nuevo, y es una forma tan inquietante, que nadie quiere aceptarla como verdadera. Porque si nuestro dinero se ha transformado en deuda ¿Dónde está realmente nuestro dinero?. Hay que asumir que nuestro dinero no está, y esa afirmación nos desconcierta. Pero desde el momento mismo que hemos depositado el dinero en el banco, este ha dejado de existir y se ha transformado en un mero apunte contable. Eso es lo único que realmente tenemos: apuntes contables.

6. Parece poco, pero es suficiente para vivir si no nos ponemos nerviosos. El dinero ahorrado por unos está en manos del dinero necesitado por otros. Es un mecanismo de solidaridad, y así es como se genera actividad económica: siendo solidarios y cooperando unos con otros. El que ahorra el dinero recibe una retribución por dejarlo (el interés), y el que necesita el dinero contrae una obligación por tenerlo (devolverlo). Es un contrato de solidaridad entre ahorradores y deudores. Vale tanto para países como para individuos. Pero la solidaridad es un fruto delicado. Salta por los aires con mucha facilidad cuando la codicia del ahorrador hace imposible la obligación del deudor, o cuando la irresponsabilidad del deudor hace imposible la retribución del ahorrador. Cada parte del contrato tiene sus propios fantasmas y debilidades. ¡Muy a tener en cuenta en la hora actual!

7. La segunda “verdad vergonzante” que nadie quiere reconocer es que ningún banco tiene dinero suficiente para devolverlo a todos los ahorradores a la vez. Todos los bancos trabajan considerando que nadie va a necesitar todos sus ahorros el mismo día y a la misma hora. Esta es la forma como en la sociedades “bancarizadas” hemos convenido que funcionan los bancos. Desde el momento mismo que decidimos depositar nuestro dinero en el banco, estamos renunciado a solicitarlo todo a la vez y todos a la vez. Tenemos que confiar.

8. Confianza significa asumir que el banco no tiene dinero para todos los ahorradores el mismo día a la misma hora: Confianza significa tomar el compromiso con nosotros mismos y con nuestra sociedad de que no nos asustaremos cuando oigamos que el banco no tiene dinero, ni iremos corriendo a retirarlo pensando que si llegamos los primeros nos salvaremos. Si la confianza se rompe, todo se rompe y nadie se salva: ni los primeros ni los últimos. Porque el dinero es una convención social basada en la confianza. Por eso hemos de exigir a los poderes públicos que controlen, regulen, gobiernen y administren el dinero y su creación en beneficio de todos y no en beneficio de unos pocos. Para que esto sea posible, es necesario que la democracia política gobierne a la economía, y que la democracia del pueblo gobierne a la política.

9. Concluyo: detrás de cada una de las dos “verdades vergonzantes” de las finanzas que he expuesto hay un referente ético. Detrás del hecho de que el dinero de los ahorradores se ha transformado en dinero de los deudores y que no hay más dinero que ese, está la solidaridad. Detrás del hecho de que no hay dinero suficiente para todos si todos exigimos su devolución a la vez, esta la confianza. Solidaridad y confianza, dos valores morales que estamos perdiendo y que algunos ya han perdido por completo. Los políticos tienen la obligación de recuperarlos. Pero yo opino que justo aplicando políticas contrarias a las que están haciendo. ¿Y tu?.

viernes, 4 de mayo de 2012

ESPECULACION, TASA DE INTERÉS Y CREACIÓN DE DINERO.


A MODO DE RESUMEN
Debido a la contumacia del Banco Central, los europeos del euro acabaron descubriendo que sus estados nacionales de principios de siglo XXI habían perdido el poder de crear dinero a favor de los bancos comerciales y que el dinero, de manera casi exclusiva, se estaba dedicando a pagar dinero. Toda la vida humana era economía, como lo había sido siempre, pero ahora lo era de forma más evidente por la intensa bancarización de la sociedad. También experimentaron aquellos europeos que especular con la deuda era especular con la supervivencia. Desde la antigüedad, los asaltadores de caminos robaban a sus víctimas con un grito intimidatorio popular: La bolsa o la vida –decían-. Si la persona acaudalada se empeñaba en retener la bolsa, ese saquillo que utilizaba para llevar el dinero consigo, o el asaltador se lo arrebataba con violencia, o pagaba su resistencia con la vida o ambas cosas a la vez. Al inicio del siglo XXI, el asaltador eran los rentistas y especuladores del dinero. El camino era el sistema financiero. Las víctimas eran los ciudadanos que vivían de los ingresos del trabajo o de una pensión. La bolsa de la antigüedad había sido sustituida por la deuda y el grito intimidatorio era ahora “la deuda o la vida”. Parecía que los humanos habían renunciado a la resistencia activa y para devolver la deuda, estaban entregando la vida a los acumuladores de dinero. ¿Cómo habían llegado hasta allí?. ¿Podrían escapar a la agresión de los asaltadores de caminos del siglo XXI?.
MANTRA. UNA MONEDA GLOBAL, UN BANCO CENTRAL GLOBAL, UN GOBIERNO ECONOMICO GLOBAL.



1. Otro factor que cegaba a las sociedades europeas avanzadas y les ocultaba la realidad era la codicia y la acumulación escandalosa de riqueza. Nada de lo que pasó a principios del siglo XXI hubiera sido posible si los mercados financieros no hubieran sido codiciosos. La codicia, aunque encontró un caldo de cultivo en Europa, no se había originado en sus estados nacionales, sino en Estados Unidos que era en aquel momento el motor de las finanzas internacionales. A mucha gente le gustaba que los mercados fueran codiciosos porque ellos mismos también eran codiciosos, y los mercados financieros era la excusa para desarrollar su codicia personal. A causa de la codicia especuladora y de la usura, los economistas monetaristas crearon el concepto de “riesgo moral”. Más tarde los keynesianos hablaron de “daño moral”, y finalmente fue Paul Krugman en su libro “Acabad ya con esta crisis” quien introdujo el concepto de “castigo moral”. Pero el “castigo moral” se acabó aplicando masivamente a los trabajadores pero no a los humanos especuladores, codiciosos y usureros.



2. A pesar de los buenos deseos de P. Krugman, la crisis no finalizó hasta que los economistas desentrañaron los misterios de la deuda, de la especulación, de la usura y de la creación del dinero, y divulgaron este conocimiento entre los ciudadanos. Fue entonces cuando muchos humanos empezaron a darse cuenta de que habían descuidado la gestión y administración honesta de sus propios dineros, y que habían dejado esta tarea, de manera irresponsable, en manos de los mercados financieros. Además, atraídos por una visión errónea de la realidad y un afán desmesurado de beneficios, los humanos exigían a los mercados financieros una rentabilidad que sólo podían darles utilizando la especulación y la usura, prácticas económicas de las que ellos mismos eran las primeras víctimas.



3. Los mercados financieros eran, en aquel periodo histórico, fondos de inversión, fondos de pensiones, depósitos bancarios, acciones, bonos, y multitud de productos financieros incomprensibles y fabricados a propósito para especular. Era la gente que participaba e invertía en esos instrumentos y vehículos financieros la que pedía y exigía tasas de interés cada vez más y más altas, rentabilidades de usura con las que satisfacer su codicia financiera. Para colmar esas exigencias, los financieros se veían obligados a especular con todo y con todos, lo que de paso satisfacía los intereses de los controladores y privilegiados del sistema. En ese escenario de especulación continua, banqueros y financieros alimentaban la confusión entre deuda particular y deuda colectiva, y luchaban por la exclusividad del poder de crear dinero. En esta lucha, que los economistas habían definido como “sana competencia” de la industria financiera, los controladores del sistema utilizaban a los políticos y a los técnicos de la economía monetarista para proteger sus privilegios.



4. La lucha por el poder de crear dinero y la codicia confluyeron en las sociedades avanzadas de la primera década del siglo XXI, y juntas provocaron el desastre. Trajeron la crisis financiera de 2008 y todas las amarguras posteriores. Pero la mayor responsabilidad de esta tragedia correspondió a la lucha por el poder de crear dinero. Todo lo demás – la codicia, la desregulación, la especulación, la usura, la creación de activos financieros tóxicos, los paraísos fiscales etc. – fueron consecuencias de la lucha por la creación de dinero. En esta lucha, los monetaristas habían construido el modelo justificativo (desregulación financiera y bancos centrales independientes de los Gobiernos y los Estados), los financieros lo habían desarrollado (industria de los mercados financieros) y los políticos lo habían mantenido (Gobiernos y partidos políticos endeudados con la banca comercial). El primer lugar del mundo donde los financieros consiguieron en exclusividad el poder de crear dinero al margen de los Estados fue en la Europa de la Zona euro, donde llegó a ser de conocimiento general que el fabricante de dinero facilitaba este a la Banca Comercial a una tasa de interés baja para que la banca comercial se lo facilitara a los Estados a una tasa de interés alta.



5. En esa Zona de Europa se había creado un “grupo dominante” de industrias privadas bajo el paraguas de Alemania. Los estados nacionales europeos habían renunciado voluntariamente al poder de crear dinero y habían transferido ese poder, no a un Estado Federal Europeo y a un gobierno del pueblo, sino a una institución europea (el Banco Central) controlada y dirigida por el grupo dominante de industrias privadas, cobijadas bajo el paraguas de Alemania. Ese grupo era un consorcio de intereses de las industrias petroquímica, farmacéutica y financiera. Los dirigentes de estas industrias pensaron que utilizando los mismos mecanismos que en Europa, podrían acabar dominando también al resto del mundo, pero fracasaron ya que en ningún otro Estado del mundo sus dirigentes políticos se dejaron arrebatar el poder de crear dinero. Cuando Gran Bretaña no se adhirió al acuerdo de creación del euro en diciembre de 1995 y tampoco firmó el acuerdo de estabilidad de diciembre de 2011, los europeos lo entendieron como un desplante más de los ingleses a la Europa continental, pero la razón profunda de ambas negativas era que el Gobierno y el Estado inglés no estaban dispuestos a renunciar al poder de crear dinero.



6. Quizá la mayoría de los europeos continentales tampoco estaban por la labor de que su estado nacional perdiera el poder de crear dinero, pero sus dirigentes no les consultaron sobre ello. Tomaron en 1995 la decisión arriesgada de crear una moneda sin crear un Estado federal que la fabricara, un Gobierno federal que la respaldara, un sistema fiscal federal que la nutriera, una balanza de pagos federal que la prestigiara y un parlamento federal que la controlara. Y así fue como en la Unión Europea los dirigentes políticos permitieron durante un tiempo la sustitución de los Estados nacionales por los bancos comerciales para crear dinero. ¿Era eso realmente lo que querían los ciudadanos europeos?. ¿Una Europa sin Estado Federal que otorgaba a los financieros el poder exclusivo de crear dinero y que sometía a los Estados nacionales a la dictadura de los mercados codiciosos y al endeudamiento perpetuo?



7. A pesar de estas enormes carencias, el euro se consolidó y forzó a los europeos a caminar hacia la Unión política federal para superar los fallos de la Unión económica. Aunque con dificultades y retrasos, algunos políticos europeos fuertes acabaron compartiendo la visión de Abraham Lincoln cuando afirmó en el siglo XIX que “el privilegio de crear y emitir dinero no es sólo la prerrogativa suprema del gobierno, sino que es la oportunidad creativa más grande del gobierno”. También experimentaron los límites del poder político que habían recibido democráticamente del pueblo al comprobar que “hasta que el control de la moneda y el crédito sea retornado al gobierno y reconocida como su responsabilidad más evidente y sagrada, todo discurso sobre la soberanía del parlamento y de la democracia es trivial y fútil” como había pronosticado el primer ministro canadiense William Makenzie King en el siglo XX. Llegados a este punto, Europa miraba a Francia y Francia miraba a François Hollande.



8. Esta fue la causa principal de las crisis financieras del capitalismo maduro: La lucha por el poder de crear dinero. Pero no podemos menospreciar otros factores como la especulación y la usura. La mayoría de las personas consideraba que la codicia, la especulación y la usura eran conceptos morales. Esa es una visión incompleta de la realidad. La codicia, la especulación y la usura fueron y son también conceptos económicos que inciden en el crecimiento de la economía y en la riqueza de las sociedades y de los individuos. Puesto que esto era así, los Gobiernos democráticos de los Estados nacionales europeos debían regular la codicia, la especulación y la usura no tanto por razones de “moralidad” como por razones de “eficiencia económica”. Hasta que no lo hicieron, no encontraron salida a las recurrentes crisis financieras del capitalismo, y los intentos de crecimiento económico fueron una huida hacia delante que acababa en un nuevo desastre económico y social. Crecimiento, crecimiento, repetían los pueblos y políticos del sur de Europa a principios de la segunda década del siglo XXI. ¿Qué tipo de crecimiento?. ¿En que dirección?. ¿Acaso estaban pidiendo el regreso del consumo alocado, del despilfarro de recursos, de la especulación irracional y de las finanzas tóxicas?.

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