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jueves, 27 de mayo de 2010

POR QUÉ COMERCIAR CON PRODUCTOS FINANCIEROS NO PAGA IMPUESTOS.

Resumen:
Prometí hablar con más detalle de las transacciones con productos financieros y su tratamiento fiscal. Expongo mi visión de cómo el comercio con activos financieros consiguió escapar a la tributación del tráfico mercantil. La economía se ha “bancarizado” y “globalizado” en los últimos 30 años. Estos dos procesos han producido profundas transformaciones en la gestión de la economía: el dinero ha cambiado de sitio y de naturaleza, se ha metamorfoseado. Las Finanzas han desplazado a los Estados como centros de poder. Sin embargo los políticos y economistas siguen empeñados en aplicar las viejas recetas de cuando la economía real era casi toda la economía, y los Estados mandaban sobre las Finanzas. Ahora la economía financiera es casi toda la economía y las Finanzas mandan sobre los Estados. Resultado: los Gobernantes actúan al dictado de las Finanzas y contra los intereses generales de los ciudadanos que les han elegido. ¿Hasta cuando?.

MANTRA: UNA MONEDA GLOBAL. UN BANCO CENTRAL GLOBAL. UN GOBIERNO ECONÓMICO GLOBAL.



1. Si compramos o vendemos un coche pagamos impuestos por la compra-venta. Si compramos o vendemos tomates pagamos impuestos por la compra-venta. Si compramos o vendemos zapatos pagamos impuestos por la compra-venta. Comprar y vender es una transacción económica. Las transacciones económicas con mercancías y servicios (operaciones de comercio, tráfico o negocio) pagan impuestos con carácter general aunque hay algunas excepciones, pero las transacciones económicas con productos financieros (activos) no pagan impuestos con carácter general aunque hay algunas excepciones. ¿Por qué esta diferencia?.

2. El punto al que hemos llegado en la actual sociedad “bancarizada”, en la que la mayoría de las transacciones económicas que se realizan son transacciones con activos financieros que no paga impuestos es consecuencia de la naturaleza del dinero. El dinero es ante todo y principalmente un medio de pago. Esa es su naturaleza primigenia y lo que justifica su razón de ser. Como medio de pago está siempre presente en toda operación de compraventa (transacción). La transacción hace referencia a un trato o negocio entre las partes. Una parte entrega el bien material o el servicio y la otra parte entrega el dinero como pago. Esto es una transacción económica. Los ingresos de los Estados modernos provenientes de la tributación de las transacciones económicas son tan antiguos como los propios Estados. Incluso fueron sus primeras fuentes de ingresos. ¿Y es el dinero lo que se grava en las transacciones económicas?.

3. No. El dinero como medio de pago nunca se ha gravado ni se grava. Lo que tributa es el bien material o el servicio que se entrega en la transacción. Es de sentido común. Lo que se grava es la transacción u operación mercantil. Si graváramos el bien material y al mismo tiempo el dinero estaríamos gravando dos veces la transacción: a la parte que entrega el bien material o servicio y a la parte que entrega el dinero. ¡Sería absurdo!. El impuesto sobre transacciones económicas se fue depurando a lo largo del tiempo, hasta llegar a su tecnificación actual en la forma de Impuesto sobre el Valor Añadido. (IVA). ¿Pero por qué no tributan entonces las transacciones con activos financieros?.

4. La gatera por la que las transacciones con activos financieros se han escapado de la tributación sobre el tráfico mercantil ha sido la “titulización” y la asimilación de los activos al dinero. En la transacción con activos financieros, una de las partes del trato o negocio entrega el activo documentado en forma de “título” o papel, y la otra parte entrega el dinero cómo pago. Aparentemente en esta transacción no hay bien material o servicio objeto de tráfico mercantil. Se intercambia dinero en forma de “título o papel” por dinero-medio de pago. Los financieros han conseguido que los Estados consideren objetos “espirituales” a los títulos o papeles que documentan los activos financieros, ignorándolos a efectos de la tributación de las operaciones mercantiles. Y sin embargo nada hay más profundamente mercantil que la compra-venta de un activo financiero. Aún más. La aplicación de las nuevas tecnologías de la información a las transacciones con activos financieros ha facilitado que los activos no sólo sean “espirituales”, sino también “invisibles”. ¿Pero realmente nadie cobra nada cuando se produce una transacción con activos financieros?.

5. Sí hay quien cobra, además obviamente del vendedor del activo. Todos los agentes y actores financieros están presentes en la transacción, y todos se benefician de la realización de la transacción mediante el cobro de comisiones.. El propietario “del mercado”, entendido como el lugar virtual en el que se realiza la transacción cobra su comisión por el uso “del mercado”. Son las empresas de “los mercados” financieros en los que se negocian los títulos. El gerente de títulos cobra su comisión por casar la oferta y la demanda en el mercado y cerrar el precio. Son los “brokers”, hacedores de mercados y gestores de fondos. El depositario de los títulos cobra su comisión por la custodia de los títulos que pasan de manos del vendedor a las del comprador. Son los bancos y entidades financieras. Así es como la transacción con activos es una fuente de ingresos para todos menos para los Estados. ¿Cómo ha sido posible este fenómeno?

6. La madurez y complejidad del Estado moderno ha ido paralela a la madurez y complejidad de la Finanzas. Cuando nació el Estado moderno, las Finanzas estaban en mantillas. Fue el Estado quien aportó de entrada la confianza que necesita la moneda para funcionar como medio de pago. Y fue el Estado quien creó la institución del Banco Central para dar respaldo y solidez al modelo financiero bancario. Al principio de este camino de la mano entre Estado y Finanzas, los productos financieros eran pocos y bien conocidos. Esos productos eran estrechamente vigilados por los Bancos Centrales a fin de que no pusieran en riesgo la solvencia del modelo bancario. De este periodo inicial, todavía perduran algunas pinceladas en el impuesto del IVA. Por ejemplo se consideran servicios sometidos a gravamen “las operaciones de seguro, reaseguro y capitalización” así como “los préstamos y créditos en dinero”. Esos son contratos financieros que dan lugar a una relación financiera entre asegurador y asegurado, entre prestamista y prestatario. ¡Y tributan!. ¿Entonces?. ¿Qué pasó para que se escapara el león y el Estado sólo pudiera gravar al ratón?.

7. Las Finanzas se han ido haciendo cada vez más poderosas y más independientes, y los Estados modernos se han ido haciendo cada vez más raquíticos y más endebles. Hasta la década de 1970 los Estados mantuvieron el tipo, pero a partir de ese momento fueron barridos de la escena económica y desarbolados. Las Finanzas se hicieron mayores, tomaron el control de los Gobiernos, de la economía y de las sociedades modernas y dieron pasos decisivos hacia su consolidación como única fuerza hegemónica y dominante. ¿Cuáles?.

8. Apoyaron sin fisuras la doctrina económica dominante – la monetarista – , una doctrina que venía a cambiar en nombre del dinero y la inflación las reglas existentes del juego económico en materia de presupuesto y gasto públicos, endeudamiento, control de precios, presencia del sector público en la economía, creación de moneda, comercio exterior, tipos de cambio etc., etc.. Forzaron la independencia de los Bancos Centrales respecto de los Estados, que era una manera “astuta” de ponerles más a su servicio que al del interés general de los ciudadanos. Se tecnificaron hasta el punto de que la moneda-dinero empezó a tener cada vez menos importancia como medio de pago, siendo sustituida masivamente por la creación de dinero bancario y la generación y control de apuntes contables electrónicos sustitutivos del dinero. “Titularizaron” todos los productos financieros tradicionales, y los convirtieron en activos financieros “modernos” para transaccionar con ellos en “los mercados”. Y finalmente las Finanzas se globalizaron y establecieron como principio de su gestión el movimiento libre, rápido y masivo del dinero electrónico. ¿Y qué pasó con la tributación de las operaciones mercantiles con activos financieros?

9. Después de esos cambios profundos, los Estados eran ya instituciones sin capacidad de respuesta. Las Finanzas y los financieros no tuvieron más que empujar el carro en la dirección que ya habían iniciado con “los mercados de títulos y papeles” (mercados de activos financieros) en el siglo XIX, de los que ya hemos hablado en este blog. No fue difícil para los financieros convencer a los Estados de que si el dinero no tributaba como medio de pago, los activos financieros tampoco debían de tributar, pues actuaban cada vez más como sustitutos del dinero. La aparición de las tecnologías de la información facilitó la transformación de las transacciones financieras en apuntes financieros electrónicos. Una realidad “virtual” cuasi invisible. Y se produjo el gran engaño económico: transaccionar con activos financieros era como mover el dinero, y los movimientos de dinero no tributan. Así las operaciones mercantiles de compra-venta de títulos en los que se representaban los activos financieros quedaron definitivamente desnaturalizadas y fuera del tráfico mercantil a efectos tributarios. Pero aún hubo más.

10. Los economistas pusieron el foco de la tributación de los activos financieros en la ganancia o pérdida que la transacción podían generar para sus propietarios y en los rendimientos producidos. Encontraron un argumento para sacar los activos financieros del tráfico mercantil y llevarlos al patrimonio de los ciudadanos, a fin de que sus ganancias y rendimientos tributaran como rentas. Parecía más justo, pero al final se ha demostrado más estúpido. Porque en realidad sólo los ciudadanos más pudientes trafican con activos financieros, y mientras todos pagamos un tributo por comprar un kilo de pan, los pudientes no pagan por comprar miles de activos financieros. Lo dicho: ¡estúpido... e injusto! Finalmente cuando en la década de 1980 la inventiva financiera explosionó creando activos financieros cada vez más y más sofisticados, ya nadie era capaz de preguntarse por qué las innumerables transacciones con activos financieros estaban fuera del modelo tributario vigente. Para entonces las transacciones financieras a nivel mundial ya movían 20 y 30 veces más dinero que las transacciones de bienes materiales y servicios. ¿Qué había pasado?.

11. El dinero-moneda se había “bancarizado” y “electronificado”. Los Estados ya no tenían capacidad para respaldar sus propias monedas, y parecía que ni falta que hacía. La Banca y “los mercados” (por supuesto financieros) se respaldaban a sí mismos y creaban cada vez más y más dinero electrónico y bancario en formato de “activos financieros”. Parecía que habían descubierto la alquimia del “oro artificial”. Hasta que todo el tinglado se vino abajo porque nadie se fiaba de esos “activos” inventados por financieros codiciosos, que escapaban a la tributación de los Estados. Esos “activos novedosos” parecían dinero pero en realidad no eran dinero con el respaldo de los Estados, y por tanto de repente nadie los quería para transaccionar con ellos. A esta estafa masiva, organizada por las Finanzas y “sus mercados”, la doctrina monetarista la llamó y la sigue llamando “crisis de liquidez”. Para pagar la “crisis de liquidez” y estimular la economía los Estados se endeudaron incrementando sus déficits públicos. Y ahora las Finanzas y “los mercados”, que es donde está el dinero bancario y electrónico, ponen condiciones a los Estados para prestarles el dinero que necesitan. ¿pero no es esto un mundo al revés?.

12. Sí que lo es. Las Finanzas dominando y los Estados dominados. Las Finanzas controlando y creando dinero bancario para seguir traficando con activos financieros y los Estados arruinados. Las Finanzas fijando el precio del dinero y los Estados pagando. Las Finanzas operando a nivel global y los Estados atrapados en sus problemas locales. Las deudas de las Finanzas traspasadas a los Estados y las deudas de los Estados traspasadas a los ciudadanos para que las paguen. Exactamente se han cambiado los papeles de cuando las Finanzas y los Estados modernos comenzaron a andar de la mano en los orígenes del capitalismo reinante. Entonces, Estados fuertes y Finanzas débiles. Hoy, Finanzas fuertes y Estados débiles. ¿pero no pueden hacer los Estados por sus ciudadanos nada distinto de lo que están haciendo?.

13. Por supuesto que pueden, pero necesitamos políticos generosos y unidos, Gobernantes valientes y unidos, técnicos preparados y unidos y ciudadanos activos y unidos. ¡Demasiados requerimientos para producirse todos juntos!. El dinero que necesitamos para que la economía global funcione está en las Finanzas. Es ahí donde hay que ir a buscarlo. Existen propuestas: control de calidad de los activos financieros, eliminación de activos tóxicos, impuesto sobre las transacciones con activos financieros para eliminar los déficits, políticas de redistribución global y local de la riqueza, actuación coordinada y decidida de los Bancos Centrales etc. . Resulta inadmisible que los Gobiernos forzaran a los Bancos Centrales a respaldar en 2008 y 2009 la deuda (activos tóxicos) de los bancos y que en 2010 no hayan sido capaces de obligarles a respaldar la deuda de los Estados. ¿Por qué los Gobiernos no actúan con más determinación y poder?.

14. Volvemos al principio: los Estados son débiles; las Finanzas son fuertes. Los Estados son locales; las Finanzas son globales. Los Estados están divididos; las Finanzas están unidas. En medio de esta lucha de poderosos, los ciudadanos europeos estamos actuando como hormigas asustadas, desorientadas y desorganizadas. Y sin embargo creo que los ciudadanos y su reacción político-social es lo único que puede traer la respuesta al momento negro que vivimos. Mientras los políticos aguardan la llegada de brotes verdes en la economía, los ciudadanos europeos ya sienten la llegada de brotes ácidos en sus hogares. Pero quizá los tiempos del cambio aún necesitan madurar. En esto soy puramente marxista: la rebelión se producirá cuando se den las condiciones objetivas, y estas aún no se dan. Quizás las contradicciones, las injusticias y los desastres aún tienen que aumentar para que llegue la reacción ciudadana. Porque ¿hasta cuando será sostenible este desequilibrio intenso entre Finanzas y Estados que está aplastando a los ciudadanos?.

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