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lunes, 13 de septiembre de 2010

CRECIMIENTO ECONÓMICO Y PLENO EMPLEO: OTRO AXIOMA DEL CAPITALISMO QUE SE QUIEBRA (I)

MANTRA. UNA MONEDA GLOBAL, UN BANCO CENTRAL GLOBAL, UN GOBIERNO ECONÓMICO GLOBAL.

1. En el punto 10 de la entrada publicada en el blog el pasado 28 de julio (ver “POR QUÉ NECESITAMOS UN NUEVO PARADIGMA ECONÓMICO”), prometí aportar los razonamientos que ponen en tela de juicio la veracidad del axioma del capitalismo que vincula crecimiento económico y empleo. En dicha entrada describí brevemente la teoría del falseamiento progresivo de los axiomas del capitalismo y puse algunos ejemplos. Uno de ellos es la relación entre crecimiento económico y empleo a través de una curva de pendiente positiva (a más crecimiento económico más empleo). Esto parece una verdad natural, algo consustancial al funcionamiento de la lógica económica. ¿Cómo va a ser posible que la economía y la producción crezcan sin generar más empleo?. El axioma parece tan evidente que no merece el análisis de los estudiosos. Y sin embargo me propongo demostrar que este axioma ya ha entrado también en proceso de falseamiento, acelerando la necesidad científica de encontrar un nuevo paradigma económico para una nueva sociedad.

2. Primero un poco de historia económica que procuraré hacer asequible. Cuando ocurrió la Gran Depresión de 1929 el mayor desastre se produjo en el empleo. Las políticas económicas keynesianas se construyeron a partir del libro de J. M. Keynes titulado “Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero” publicado en 1935. Keynes era un economista del sistema, pero era un economista honesto intelectualmente. Conocía bien el pensamiento económico clásico y sus principios, pero le preocupaba que sus recetas económicas no funcionaran. Su inquietud intelectual le llevó a construir una nueva “Teoría General” alternativa a la “teoría clásica”, poniendo el foco en el consumo público y la inversión pública. Justo lo que estaba haciendo el Presidente norteamericano Franklin D. Roosevelt desde 1933 con su plan del New Deal (nuevo trato). El empleo y el dinero estaban en el centro de la “teoría general” de Keynes.

3. Ahora, como entonces, el dinero y la especulación están en el origen de la crisis de 2008 y el desempleo está en sus consecuencias. Así que 80 años más tarde otra vez dinero y empleo están enlazados por una nueva crisis en una nueva realidad. La recuperación del crecimiento económico y del empleo en la crisis de 1929 se produjo por la aplicación en los países avanzados de políticas keynesianas basadas en el estímulo de dos componentes de la demanda agregada: la inversión y el consumo públicos, es decir, más gasto público y presupuestos públicos desequilibrados. Desde el punto de vista político, era evidente que el keynesianismo significaba el protagonismo económico de los Estados (intervención económica pública), lo que puso furiosos a los economistas de pensamiento clásico, defensores excluyentes de los mercados. Para ellos el Estado era y es un pésimo agente económico.

4. El predominio de la doctrina keynesiana funcionó sin oposición activa hasta que aparecieron los primeros brotes importantes de subidas de precios y la inflación. Para los monetaristas, herederos del pensamiento económico clásico, la teoría keynesiana no era la más adecuada para dar respuesta a los problemas que generaba en la economía la subida de precios y la inflación. Entonces se generó un debate entre los economistas sobre la relación entre inflación, crecimiento económico y empleo, debate que podemos resumir en la controversia que aportó a la economía la curva de Phillips. Alban W. Philllips formuló su curva en 1958, e inicialmente parecía encajar bien con las políticas keynesianas: la economía funcionaba mejor y creaba más empleo con un poco de inflación. Al sacar la inflación a escena, Phillips puso la pista de aterrizaje para el regreso de los monetaristas al teatro de operaciones. Al principio, en la década de 1960, el debate entre las escuelas de pensamiento económico sobre la relación entre inflación y empleo fue académico y sin impacto en las políticas públicas. Las políticas keynesianas seguían funcionando bien en los Estados desarrollados: había inflación moderada pero había también crecimiento económico y empleo.

5. A principios de la década de 1970 apareció la “estanflación”, una situación desconocida hasta entonces, en la que los países desarrollados tenían inflación sin crecimiento económico y sin empleo. Era el peor de los mundos posibles. La situación se agravó a partir de la primera crisis del petróleo. Por fin la realidad demostraba que la curva de Philllips era falsa y que las políticas keynesianas no sólo eran inútiles, sino dañinas. Llegaba el momento de la revancha de los monetaristas y del pensamiento económico excluyente (sólo mercados y Estados sin economía pública) contra los keynesianos y el pensamiento económico integrador (mercados y Estados con economía pública), que había gobernado las economías desarrolladas desde la salida de la Gran Depresión. A mediados de 1970 Milton Friedman y su escuela de Chicago encabezaron en el ámbito del pensamiento económico la llamada revolución monetarista contra el keynesianismo. En el ámbito político, los líderes del momento, encabezados por los conservadores británicos (Margaret Thacher), los republicanos norteamericanos (Ronald Reagan), el FMI y el Banco Mundial se decantaron hacia los monetaristas, cuyas doctrinas y principios han regido nuestras vidas y la economía mundial en los últimos 35 años, hasta la quiebra financiera de 2008.

6. Este pequeña excursión por la historia del pensamiento económico de los últimos 80 años nos permite identificar con claridad las políticas económicas causantes de la crisis actual. La crisis de 2008 es hija de un pensamiento y unas políticas económicas monetaristas y excluyentes que podríamos resumir en el principio de “todo para el mercado nada para el Estado”. Este hecho debería provocar la reacción de los gobiernos y los economistas contra las recetas económicas monetaristas. El pensamiento económico debería estar en plena ebullición, trabajando en la construcción y aplicación de un nuevo paradigma económico, de una nueva “teoría general” pues el pensamiento económico monetarista nos ha traído al desastre actual. Pero la inteligencia y la innovación económicas parecen haberse agotado. Los Gobiernos más activos aplican recetas viejas y se han dividido en dos grupos: unos aplican más monetarismo y rigor presupuestario (Europa), y otros más keynesianismo y estímulo público (EE.UU., Japón y el grupo de países BRICH) . Ni unos ni otros parecen haberse dado cuenta de que el problema ya no es del monetarismo ni del keynesianismo, ambos superados por la nueva realidad de una economía capitalista globalizada y gobernada por las finanzas. El problema proviene de la misma evolución del paradigma económico capitalista, como me porpongo demostrar.

7. Hoy, cuando a instancias del FMI y de la OIT un buen puñado de gobernantes acaban de reunirse en Oslo para buscar salidas, es un buen día para hacer públicas estas reflexiones. El empleo empieza a estar en el centro de las políticas económicas de salida de la crisis, como no podía ser de otra manera: ¿Para qué nos sirve una economía que no es capaz de distribuir la riqueza a través del empleo?. Unos gobernantes miran al empleo por sensibilidad social, otros para evitar la revuelta popular. Las razones importan poco, dada la situación en la que estamos atrapados: una sociedad cada vez más cómoda, egoísta y dual, donde los que tienen no quieren compartir nada con los que no tienen. Lo malo es que no hay ideas económicas nuevas sobre la mesa, no tenemos una nueva “teoría general”. Todos los países esperan que el crecimiento económico ponga en marcha la máquina del empleo, y todos esperan igualmente que el crecimiento económico provenga del mercado exterior: que sean otros (el resto de países) los que compren mi producción a fin de que el mío venda y luzca una balanza de pagos saneada y sin deudas. Para que mi país caiga del lado de los vendedores que ganan y no de los compradores que pierden, todos los gobernantes utilizan también la misma palabra mágica: PRODUCTIVIDAD. Precisamente el concepto económico que produce la quiebra del axioma capitalista que relaciona crecimiento económico y empleo. Cómo sucede esto lo explicaremos.... mañana

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