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jueves, 17 de noviembre de 2011

EL CAMBIO PROFUNDO QUE ESTÁ EN CAMINO Y AÚN TARDARÁ: LA ECONOMIA INMATERIAL.

La historia economíca del ser humano es una sucesión evolutiva de tránsitos. Transitamos de la caza a la ganadería. De la ganadería a la agricultura. De la agricultura a la industria. De la industria a los servicios. De los servicios a las finanzas. ¿qué viene después?.


MANTRA. UNA MONEDA GLOBAL, UN BANCO CENTRAL GLOBAL, UN GOBIERNO ECONOMICO GLOBAL.


1. Expliqué hace unos días lo que nos ha pasado a las sociedades avanzadas (no sólo a las europeas) y nos ha metido en un agujero económico: el transito de la economía material a la economía de las finanzas. No es posible salir de este agujero con las recetas del paradigma económico del capitalismo-liberal. La economía de las finanzas es ahora la economía reina. Domina completamente los modos económicos de la economía material y está ya trabajando principalmente para sí misma. El riesgo de esta dominación tan aplastante es que la economía de las finanzas puede acabar “secando” la economía material. En ese caso la economía de la finanzas se hundirá conjuntamente con la economía material. En esas andamos entretenidos.

2. En los tiempos actuales, los flujos de dinero se están realizando mayoritariamente en la economía de las finanzas (compra-venta de activos y productos financieros) y sólo marginalmente en la economía material (producción y consumo de bienes y servicios materiales). Esta situación no es mala si la aprovechamos para impulsar el crecimiento de una nueva economía que debe superponerse sobre la economía de las finanzas: la “economía inmaterial”. La economía inmaterial es un concepto novedoso pendiente de perfilar, pero es al mismo tiempo una realidad que ya está presente entre nosotros. Esta clase de economía se basa más en la donación que en la compraventa, en el trabajo voluntario que en el trabajo forzado, en la productividad de las máquinas inteligentes que en la explotación de los seres humanos. Es una economía situada fuera de los principios del mercado capitalista y de la lógica de la maximización del beneficio.

3. Bienes y servicios gratuitos del Tercer Sector, ONGs, , Internet, cultura y conocimiento forman ya parte de la economía inmaterial. Así como las finanzas no deben sustituir a la economía material sino que se superponen a la misma, la economía inmaterial no debe sustituir a la material, sino que también se superpone a ella y a las propias finanzas. La economía inmaterial es la piedra angular sobre la que podemos construir un nuevo modelo social (nuevo contrato) y un nuevo modelo económico (nuevo paradigma).

4. El riesgo de los pensadores racionalistas de nuestra generación es volver hacia atrás, hacer regresar las finanzas a la “economía material”. Esa es la visión de los economistas oficiales del capitalismo-liberal, y la que trasladan a los políticos a los que asesoran. En eso están focalizadas algunas salidas a la crisis. Pero esta pretensión, además de imposible, es perjudicial. Imposible porque las finanzas han creado un mundo económico (la economía de los activos financieros) del que ya no pueden salir ni prescindir. Perjudicial porque la economía material sólo podría absorber los ingentes recursos financieros creados por la economía de las finanzas profundizando en la producción insostenible (agotamiento de los recursos naturales), reestimulando el consumo irracional (abuso de necesidades innecesarias), y desatando la inversión especulativa (inflación de la economía material y de la propia economía financiera). Un futuro desolador que en realidad es un no-futuro, pero que la torpeza humana puede acabar provocando.

5. Cada año el planeta Tierra tiene una capacidad determinada de regenerar sus recursos. Según los estudios de la Global Footprint Network (GFN), en este año 2011 nuestro planeta Tierra ha entrado en déficit ecológico desde el pasado 27 de septiembre. Todo lo que estamos consumiendo los 7.000 millones de seres humanos desde ese día hasta final de 2011 el planeta no lo puede reponer. Por tanto en 2011 estaremos tirando durante tres meses de la reserva estratégica de los recursos naturales de la Tierra. Eso es consecuencia de nuestro consumo desbocado y del capitalismo de maximización irracional de los beneficios. Se necesitarían cinco planetas Tierra para satisfacer las necesidades de los 7.000 millones de seres humanos al nivel del consumo de un ciudadano norteamericano medio y tres planetas para satisfacerlas al nivel de un español medio. Esta realidad no es sostenible.

6. El reto que tienen los políticos de nuestra generación es extraer de las finanzas todas sus potencialidades, y convertirlas en la palanca de cambio hacia el nuevo contrato social y el nuevo paradigma económico. Un nuevo contrato y un nuevo paradigma que hagan sostenible la vida humana sobre la Tierra. ¿Cómo hacer esto cuando la economía de las finanzas aparece ante el imaginario colectivo como la causante del desastre que estamos padeciendo?. Justo por ello la política tiene ahora la oportunidad de reorientar a las finanzas con el apoyo de la ciudadanía indignada y desorientada para ponerlas al servicio del interés colectivo.

7. Las finanzas modernas son al mismo tiempo la causa y la solución de nuestros males. No hay que destruirlas (como pide el pensamiento anarquizante), ni nacionalizarlas (como exige el pensamiento izquierdista), ni hacerlas regresar al pasado de la economía material o productiva (como reclaman los economistas bienintencionados hijos del keynesianismo), ni dejarlas que se autodepuren y autorregulen (como proclama el pensamiento monetarista del capitalismo liberal). Lo que debemos hacer es reorientarlas. ¿Quién, cómo y hacia dónde reorientar?.

8. La respuesta a estas cuestiones no es fácil y está pendiente de madurar intelectualmente. Respecto al quien, es deseable que sea la política democrática, pero se requieren políticos valientes y convencidos de que el camino a recorrer ha de ser en parte nuevo ya que lo anterior no nos sirve. Este tipo de políticos no parece que esté ahora disponible. Si estos políticos no aparecen, el cambio lo impulsarán los futuros líderes de la ciberciudadanía. Una parte importante de la ciberciudadanía ya está ubicada en la economía inmaterial. En cuanto al cómo, necesitamos una nueva construcción teórica de la economía (nuevo paradigma económico) en la línea de repensar y desarrollar el capítulo 12 del libro “Crisis y Cambio Globales”. Para identificar el hacia dónde, nos puede ayudar seguir la pista de Paul H. Dembinski, un profesor universitario que trabaja para colocar la ética y el bien común en el corazón de las finanzas y que ha publicado en 2010 un libro muy ilustrativo titulado “¿Finanzas que sirven o finanzas que engañan?”, y cuyo último capítulo “Qué hacer?” contiene un manifiesto con interesantes sugerencias.

9. Personalmente me atrevo a realizar algunas sugerencias concretas. Creo que los políticos de las sociedades avanzadas deben movilizar a sus ciudadanos hacia tres proyectos estratégicos de futuro que deberían adoptar como ideas-fuerza movilizadoras: 1) reformar las finanzas, 2) iniciar la construcción de un totalitarismo tecnológico democrático y 3) fomentar la economía inmaterial. Sobre esos tres ejes se puede construir de manera paulatina un contrato social y un paradigma económico distintos a los vigentes, que están agotados y que se muestran incapaces de solucionar nuestros problemas e ilusionar a los ciudadanos. El primero es un proyecto propio de los poderes públicos de ámbito global o al menos supranacional. No es posible reorientar la economía de las finanzas sin un consenso global. El segundo y tercero pueden gobernarlos los poderes públicos de ámbito nacional e inferiores. Para desarrollar esos proyectos estratégicos propongo ocho actuaciones concretas.

10. Cuatro actuaciones para reformar las finanzas: 1) Retirar del mercado los productos financieros tóxicos. Si no podemos retirarlos, al menos congelemos el mercado de esos productos y prohibamos la continuación de su fabricación. 2) Regular la calidad de producción de los productos financieros. Si no podemos regular la calidad, estamos muertos. Es como si estuviéramos permitiendo a los laboratorios farmacéuticos producir y vender medicinas tóxicas. 3) Prohibir los paraísos fiscales y financieros. Si no podemos prohibirlos, al menos debemos perseguirlos, penalizarlos y boicotearlos. Son los puertos piratas del dinero. 4) Hacer tributar a las transacciones que se producen en los mercados financieros. Si no podemos hacer que tributen, al menos establezcamos un control público y transparente sobre las mismas y prohibamos los mercados financieros opacos.

11. Dos actuaciones para construir un totalitarismo tecnológico democrático: 1) Universalizar la automatización inteligente. Los poderes públicos deben fomentar la automatización con inteligencia artificial de toda actividad humana susceptible de ser automatizada y deben gobernar el proceso de universalización de la inteligencia artificial. 2) Hacer tributar a las máquinas. Todas las máquinas deben tributar de manera regular e inicialmente puede hacerse en función de su consumo energético. La máquina tributa a través de su propietario.

12. Por último dos actuaciones para promover la economía inmaterial. 1) Universalizar el acceso a las tecnologías de la información a precios asequibles. Los poderes públicos garantizan la gratuidad del acceso si fuera socialmente necesario. Si no podemos asegurar la gratuidad, al menos gobernemos los precios para que sean asequibles a todos. 2) Suministrar a todos los ciudadanos servicios básicos universales con la garantía del Estado democrático (educación, sanidad, pensiones y servicios sociales). Las leyes deben establecer que estos servicios se prestarán sin ánimo de lucro y que los poderes públicos tutelan su prestación en tales condiciones. Si los gestores privados sin ánimo de lucro no aparecen, el Estado toma el mando y la gestión.

13. Este mini-programa político pone en ejecución algunos de los fundamentos que son necesarios para transitar desde la economía de las finanzas a la “economía inmaterial”. Es un camino que llevará tiempo. Como lo llevó transitar desde la economía agrícola a la economía industrial. Opino que si ahora gobernamos e impulsamos este tránsito, esteremos propiciando salir de la crisis de manera ordenada y racional. Si nos empecinamos colectivamente en mantener el capitalismo radical en su actual versión dominada por la codicia y la acumulación estéril del dinero en las finanzas, las generaciones futuras nos desautorizarán, y por caminos más dificultosos y puede que más violentos, llevarán a cabo el tránsito que nosotros no fuimos capaces de encauzar. Porque una cosa es segura: es la tecnología y no la revolución obrera lo que va a acabar con el capitalismo liberal y su obsesión irracional por maximizar la ganancia y acumular capital financiero improductivo.

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