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sábado, 13 de noviembre de 2010

ALGUNOS PROBLEMAS DEL ESTADO AUTONÓMICO ESPAÑOL

PROCESO DE REINVENCIÓN DEL ESTADO ESPAÑOL
EL CAMINO HACIA LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA

ALGUNOS PROBLEMAS DEL ESTADO AUTONÓMICO

Cuando los constituyentes del 78 cuadraron la unidad nacional con el reconocimiento de la autonomía de las naciones y regiones, pusieron en marcha una dinámica que, creo, no esperarían nunca que pudiera desembocar en estos resultados:

Una reducción drástica del tamaño de la Administración del Estado que impide a este cualquier ejercicio de cohesión. No es posible establecer estrategias de inversión en las personas (el error ciclópeo de transferir la educación y la sanidad), ni tampoco en ordenación del territorio; costas, aguas, energía, residuos. Todo esto se resuelve en un ambiente, la mayoría de las veces, caciquil, localista y de corto alcance, tanto de miras como de enfoque al progreso de la sociedad.

Multiplicación descomunal de organismos públicos, en todas las modalidades posibles, que en muchos casos se solaparan en diferentes niveles. Según la Fundación UPyD esto nos cuesta la friolera de 26.000 millones de euros, el 24% del PIB (posiblemente exageran). Hemos llegado a crear más de un ente público por semana y comunidad autónoma. Actualmente disfrutamos de cerca de 2.000, que prácticamente han laminado la presencia de la AGE. Es evidente que es imposible que no existan duplicidades y que, al mismo tiempo, es palmario deducir que es también imposible ejercer los controles del estado sobre la gestión autonómica.

Ruptura del mercado único nacional, de facto se dan barreras a la libre circulación de personas y de mercancías, a causa de la multitud de organismos, de legislaciones, de trámites, de idiomas, de directrices políticas. Es inaceptable el coste que supone para los ciudadanos y las empresas que cada año se publiquen en torno a 650.000 páginas de boletines oficiales autonómicos, 14 veces más que el BOE, 140 más que Alemania y 700 veces más que Estados Unidos; también parece irracional.

La tendencia de las CCAA hacia la replicación de los servicios del estado ha multiplicado los costes, especialmente los laborales. El personal de las CCAA, en los seis últimos años ha crecido en torno al 30%. Es cierto que en el estado ha sido del 65%, concentrado básicamente en cuerpos de seguridad. La cifra final de sumar todos los empleados del sector público español, ronda la cifra de 3 millones.

Aunque los datos de funcionarios por cada 1000 habitantes colocan a España por detrás de los principales países europeos, el coste de personal en relación con el gasto total, ofrece un panorama muy distinto. Frente a nuestro 26%, tenemos el 24% de Francia, el 23% de G.B. y el muy razonable 16% de Alemania. Es decir gastamos por encima de nuestras posibilidades.

Finalmente, cabe mencionar otro terreno sensible, la autonomía total en el gasto permite que muchas CCAA ofrezcan servicios y prestaciones alegales, que sólo se podrían justificar electoralmente, mientras que permanentemente acuden al gobierno central en su infinita demanda de financiación.

En este escenario no se pueden medir objetivamente ni los resultados ni, por ende, la eficiencia de las comunidades autónomas.

4 comentarios:

  1. Muy bueno , Juan Antonio.
    Has puesto el dedo en "UNA" de las llagas , probablemente la MAYOR y tambien la MAS DIFICIL de "CURAR" ,es mas , yo diria que CASI IMPOSIBLE.
    En este momento ESPAÑA es una "asamblea de ratones" .... de la que sale el PLANTEAMIENTO de siempre ...
    ¿QUIEN LE PONE EL CASCABEL AL GATO ????
    Para mi las posibilidades que esto se arregle son de un 1 entre MIL ...
    os aconsejo leer mi nota en
    http://tabloncentral2010.blogspot.com/2010/11/fed-existen-predicciones-grandes.html

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  2. Como siempre, con todos mis respetos, pero ejerciendo mi derecho a discrepar con la aportación de alguna idea.

    En principio dos precisiones:
    - Ni fueron cortes constituyentes porque no se eligieron para elaborar una constitución,
    - Ni la Constitución habla de naciones, sino de nacionalidades, aunque como dijo Julián Marías en su momento, la palabra nacionalidades es la que emplean los nacionalistas que no se atreven a decir nación. Hoy, y es mío, la palabra nación la dicen hasta algunos no nacionalistas, e incluso, la han llegado a plasmar en alguna ley orgánica.

    Nunca estuvo en la mente del legislador una reducción “drástica” del Estado, ni tampoco una multiplicación “descomunal” de organismos públicos.

    Todo se debe, a mi juicio, a la mala aplicación que se ha hecho de los artículos 148 y 149 de la Constitución, que ha propiciado la creación de 17 estaditos en detrimento del Estado.

    No puede hablarse de una ruptura de la unidad de mercado de “facto”, sino de “iure”. Baste un ejemplo: en cada CCAA se exigen jurídicamente requisitos diferentes sobre la seguridad en los ascensores. Siendo así, como es, ¿qué empresa del sector estaría dispuesta a instalarse en España, cuando tiene que fabricar 17 modelos diferentes de ascensores con el incremento de gasto que comporta, sobre todo en momentos de crisis económica?. Y no hablemos de la rotulación en catalán y sus correspondientes sanciones frente a su incumplimiento.

    Yo creo que sí, por supuesto que es posible medir los resultados y la eficiencia de las CCAA con sus correspondientes indicadores establecidos para ello, lo mismo que es medible el número de parados, el endeudamiento, el gasto, las inversiones, etc, de cada una de ellas.

    Sin embargo, y fundamental ¿cuál es la propuesta?, ¿qué solución proponemos?. Porque, evidentemente, ésto se ha desmadrado y de alguna forma habrá que ponerlo coto. Es preciso una reversión de competencias al Estado al igual que está haciendo Alemania, pero ¿cómo?, ¿de qué forma?.

    A mi juicio, y esta es mi propuesta, llegando a un pacto de Estado entre los dos grandes partidos nacionales, hecho con transparencia y seriedad, conscientes de la responsabilidad que tienen, sin guardarse ninguna carta en la manga, lo mismo que una reforma de la Ley de Régimen Electoral General, para que el peso de los partidos nacionalistas sea sólo y el que justamente les corresponde, que creo que es por lo que hay que empezar.

    Te felicito. Slds. JL.

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  3. Siempre (o casi siempre) hemos sido un país como se ve hoy, dividido, apasionado, con no mucha preocupación por el futuro si eso supone esfuerzos en el presente. No hemos sido casi nunca un país como el que se vio en la transición y aquella necesidad de todos de hacer Estado que presidió tantas decisiones.

    Creo que muchos compartimos ahora la preocupación que traslada esta entrada de Juan Antonio, pero no es menos cierto que aprovechando esta realidad hay muchas posiciones políticas igualmente preocupantes.

    Yo creo que en aquel final de los 70 del SXX primó la cordura para poner las bases de lo que aplaudimos mayoritariamente y se desarrollo años más tarde con otro pacto de los dos grandes partidos. Ocurre que aquella creación de un Estado con unas comunidades autónomas cercanas a los ciudadanos y sus problemas, que acercaban también las soluciones, funcionó durante el tiempo que las acciones estaban más o menos claras y las necesidades también: grandes infraestructuras, la asistencia sanitaria y educación universales, el sistema de protección para la vejez y los parados, la modernización en general del país...

    Cuando estas grandes acciones y necesidades se fueron asentando y se ha logrado una importante estabilidad social, con notables incrementos de la renta, hemos vuelto de nuevo a ser el país de siempre (o casi siempre) y estamos creando un monstruo que se puede comer todo lo que hemos hecho en poco más de 30 años. Espacio de tiempo ridículo comparado con lo que costó llegar a tener lo que tenemos.

    Yo no voy a estar de acuerdo con las posiciones de cierta derecha que pide andar hacia atrás y recuperar competencias del Estado, si se trata de hacerlo a trompicones, con odio y con la fuerza de una mayoría absoluta que no da para nada porque se pierde a los cuatro años. Sólo eran más duraderas y posibles esas mayorías en aquel entonces citado en que se trataba de hacer las grandes cosas, grandes decisiones, reconversiones industriales… O sea éramos menos apasionados para lo mío, menos divididos (por eso eran posibles mayorías más duraderas) y más preocupados por el futuro tal vez debido al recuerdo de un pasado reciente que lo impedía todo. Creo que es muy difícil, pero yo prefiero recuperar la cordura y esperar que se pueda volver a pensar el Estado. Me parece que eso solo es posible si se dan algunas circunstancias como por ejemplo conseguir que la sociedad rechace esas posiciones que son capaces de arriesgar la estabilidad y existencia del propio Estado por la estupidez de gobernar durante un ratito de la historia, aunque no tengas Estado que dirigir. El Partido Popular de hoy da la impresión de que únicamente busca el gobierno a costa de lo que sea, inspirado no tanto por lo político, sino por los nuevos estamentos mundiales (y por tanto por intereses de estos) tanto eclesiásticos, como económicos y financieros. Y grandes pactos sólo parecen posibles gobernando el PP y en su posición, lo cual no es de recibo.

    Yo veo este momento como interesante. Si ocurren cosas entre la gente de las pistolas que lleven la normalidad al País Vasco y cuanto antes todos puedan ser electores y elegibles. Si en Cataluña hay un resultado como el que anuncian las encuestas.

    Todavía están pendientes muchas cosas, grandes cosas. Y, si como estamos hablando aquí esta preocupación es mayoritaria en España, ¿No es hora de hacer lo que hay que hacer y por varios años? ¿No son estas condiciones para poder pensar en una estrategia que tras las elecciones catalanas comience a preparar gobiernos en España, en Cataluña y Euskadi con participación del PSOE y de los nacionalistas? Un replanteamiento que haga moderarse a los nacionalistas participando en las decisiones y moderar también al PP porque si se queda fuera vuelva a ser la Alianza Popular de aquellos años.

    El PSOE hizo movimientos interesantes en este sentido al volver al gobierno en 2004. Calculó mal, pero se puede retomar.

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  4. Juan creo que has provocado el debate. Creo que, efectivamente, "esto" se ha desboradado. Y según yo lo veo es algo que vengo diciendo desde hace tiempo. No se puede estar templando gaitas permanentemente. El eufemismo de "Estado de las Autonomias" deberia ya de borrarse del discurso de los politicios y una de dos o recomponemos la situación o esto no tiene fin. Los "reinos de Taifas" siguen en nuestros genes. ¿A que viene tanto miedo de hablar de federalismo? ¿No podemos proclamar la III? Si no se puede o no se quiere aquí no queda mas seguir embrollados y gastar mucho tiempo y mas dinero. Algún dia alguien lo arreglara. Será La Historia como dice nuestro maestro José Luis Sampedro.

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