Si pierdo la confianza en que el ser humano puede evolucionar a mejor, pierdo el sentido de la vida y de mi mismo. Por eso espero que, aunque la realidad económica, social y política es ahora muy oscura tanto a nivel nacional como global, el pensamiento colectivo y el esfuerzo continuado nos ayuden a encontrar el camino de un futuro mejor para todos. El pasado reciente es desolador. El presente es agobiante. Por fortuna el futuro no está prefijado y lo podemos escribir juntos. Tenemos que organizarnos socialmente de otro modo. Pero nadie nos lo va a regalar. Hay que esforzarse y perseguirlo con contumacia. Como hicieron aquellos de cuyo legado somos herederos.
MANTRA. UNA MONEDA GLOBAL, UN BANCO CENTRAL GLOBAL, UN GOBIERNO ECONOMICO GLOBAL.
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1. Pablo Iglesias nació en Galicia y fundó el socialismo democrático español. Pablo vivió de 1850 a 1925. Era un obrero del XIX cuya única fuente de ingresos estaba en el trabajo. Para su tiempo era un hombre de profesión “instruida”: tipógrafo. El tipógrafo es un profesional de la tipografía. Un buen profesional de la tipografía tiene que saber leer y escribir. Saber leer y escribir da acceso a la cultura y el conocimiento. Ya tenemos los tres conceptos que movilizaron el proyecto vital de Pablo Iglesias: lectura, escritura y cultura.
2. Sobre esos tres conceptos Pablo construyó un relato útil y comprensible para los trabajadores del siglo XIX. Para Pablo Iglesias era imprescindible que los trabajadores accedieran a la cultura y al conocimiento para alcanzar su liberación laboral y mental. Esto les proporcionaría dos ventajas: 1) Podrían comprender mejor la realidad en la que vivían y la lucha por sus derechos. 2) Podrían acceder a mejores empleos.
3. Pablo buscó y se rodeó de colaboradores que compartieran este relato. Se organizaron en el Partido Socialista Obrero Español, fundaron las casas del pueblo y las convirtieron en centros de cultura y conocimiento. Allí enseñaban a los obreros a leer, a escribir y a analizar la realidad. Cuando comenzaron este trabajo, en el último cuarto del siglo XIX, parecía una tarea imposible. La ignorancia estaba presente en la sociedad como un enemigo imbatible, y la explotación en el trabajo era una realidad omnipresente.
4. Todavía no han transcurrido 100 años desde la muerte de Pablo Iglesias, y el relato parece haberse cumplido: los trabajadores españoles tienen hoy acceso universal a la cultura y al conocimiento. Un éxito. Dos reflexiones a tener en cuenta por los políticos de hoy día: 1) Para Pablo y sus asociados la cultura y el conocimiento no eran un fin en sí mismos sino un instrumento para mejorar las condiciones de vida de los obreros y la sociedad en su conjunto. 2) Para Pablo y sus asociados las condiciones de vida dependían del trabajo, pues el trabajo era su única fuente de ingresos.
5. Sin embargo algo no está saliendo bien en esta visión-relato de los socialistas españoles del XIX. En los comienzos del siglo XXI, los trabajadores españoles con cultura y conocimiento ven cómo se deterioran cada vez más sus condiciones de vida, y cómo ni siquiera tienen posibilidades de acceder a esa única fuente de ingresos que sigue siendo el trabajo. Se han evaporado las dos teóricas ventajas del relato construido por Pablo Iglesias y sus asociados: 1) No comprenden mejor la realidad en la que viven, a pesar de que saben leer y escribir. 2) No acceden a mejores empleos, sino a empleos cada vez mas precarios e inestables. ¿Qué está pasando?.
6. Pasa que la realidad socio-económica de principios del siglo XXI ha cambiado profundamente respecto a la realidad socioeconómica de finales del siglo XIX. El cambio es tan profundo, que se hace necesario construir un nuevo relato para un nuevo tiempo. Pero los herederos de los socialistas españoles del XIX están aturdidos, condicionados o asustados, y parecen incapaces de construir un nuevo relato atractivo para los ciudadanos de principios del siglo XXI. ¿Podemos ayudar en algo?. Al menos debemos intentarlo identificando en primer lugar esos cambios profundos que han transformado la realidad y hacen necesario un nuevo relato.
7. El primer cambio profundo se ha producido en la fuente de ingresos. En el siglo XIX la fuente principal de ingresos era el trabajo. En el siglo XXI es el capital financiero y lo será más en el futuro. El primero es escaso, está distribuido y se mueve a la baja. El segundo es abundante, está concentrado y se mueve al alza. La riqueza financiera existente en el mundo es ahora 75 veces superior al valor de la producción mundial anual, y sigue creciendo. El segundo cambio afecta a los conocimientos elementales necesarios para entender y formar parte de la sociedad. En el siglo XIX eran la escritura y la lectura. No pueden separarse. En el siglo XXI son la economía y las finanzas. Tampoco pueden separarse. Este cambio explica que los ciudadanos de hoy no puedan entender lo que pasa a pesar de saber leer y escribir.
8. El tercer cambio profundo se ha producido en la naturaleza del dinero. Este era esencialmente físico (monedas, billetes y oro) en el siglo XIX. Su atesoramiento ocupaba espacio y recursos. En el siglo XXI es principalmente virtual e intangible (bits). Su atesoramiento ni ocupa espacio ni consume recursos. El cuarto cambio hace referencia a la tecnología dominante. Fueron las máquinas mecánicas en el tiempo de Pablo Iglesias, y son las máquinas inteligentes en el siglo XXI, imparables y cada vez más inteligentes.
9. El quinto cambio profundo ha acontecido en la forma de comunicación dominante en relación al mundo en el que nació y vivió Pablo Iglesias. Fue comunicación física, lenta y local (impresión en papel) en el siglo XIX. Es rápida, a distancia y universal en el siglo XXI (telecomunicaciones). El sexto cambio afecta al almacén del conocimiento. En el siglo XIX eran almacenes físicos separados y poco accesibles (bibliotecas). En el siglo XXI es un almacén único de acceso universal y fácil (Internet).
10. El séptimo cambio está en construcción, y afecta al instrumento de presión social para cambiar la forma de organizar la sociedad. En el siglo XIX los obreros presionaban al sistema paralizando el trabajo. Hoy el uso de ese instrumento se está haciendo impopular por las incomodidades que genera a la ciudadanía. Se exploran nuevos instrumentos de presión para el siglo XXI como orientar la producción organizando la palanca de la inversión o el consumo, pero son intentos que todavía no se han consolidado. Banca ética, apagones colectivos, comercio justo, consumo selectivo etc. son todavía iniciativas en formación.
11. Hay otros cambios relevantes, como son las formas de transporte, las fuentes de energía, el mundo de las ONGs etc., pero consideramos que los 7 parámetros identificados son razón suficiente para construir un nuevo relato que nos introduzca en un nuevo paradigma económico y social; y es el momento de hacerlo. Quién lo construirá?. Qué objetivo perseguirá?. Cómo se logrará?. Cuándo y dónde se desarrollará?. Qué resistencias tendrá ese nuevo relato?. Preguntas a las que intentaremos responder.
12. Primero el quién: los promotores del nuevo relato. ¿De quienes podemos esperar la iniciativa?. Hagamos un poco de analogía. ¿Quienes iniciaron y construyeron el relato del siglo XIX? Los tipógrafos. Gente que sabía leer y escribir. En torno a ellos se aglutinaron maestros, escritores, médicos, periodistas etc. gente del mundo de la cultura y el conocimiento. Es obvio que nunca hubieran podido construir el relato los analfabetos. No hay palabra sin lenguaje. No hay escritura sin palabra. No hay lectura sin escritura. Además de la ilustración de sus promotores, el relato del XIX necesitó generosidad, esfuerzo y solidaridad de los más preparados con los más abandonados. El egoísmo y la comodidad nunca han dado buenos frutos. ¿Y en el siglo XXI?. ¿Quiénes deben promover un nuevo relato para un nuevo tiempo?.
13. Ahora deben promover e iniciar el nuevo relato la gente solidaria de la economía, el capital y las finanzas. Ellos saben cómo funciona ese mundo y conocen sus potencialidades. No podemos esperar que construyan el nuevo relato quienes lo desconocen todo de la economía y las finanzas. Sería deseable que el relato surgiera en el seno de los herederos de los socialistas del XIX o de otras fuerzas políticas institucionales, pero no es seguro que así sea. Además de conocimiento, se necesita también, como en el XIX, generosidad y esfuerzo. En todo caso es sólo cuestión de tiempo que si nadie se mueve en las instituciones, las fuerzas del cambio se organicen e inicien fuera de las instituciones el desarrollo del relato. Los privilegiados se amarrarán a instituciones inservibles y declararán “insurgentes” a los actores del nuevo relato.
14. Después el qué. Tener un objetivo claro es esencial para cualquier relato. Basta uno bien definido. Hoy como antes, la clave es identificar con acierto el objetivo estratégico capaz de aglutinar y movilizar al ciudadano y colocar ese objetivo en el centro de la acción política. En el siglo XIX Pablo Iglesias identificó como objetivo estratégico imprescindible el acceso del obrero a la cultura y al conocimiento, y a través de estos instrumentos, alcanzar un trabajo digno. Para el siglo XXI el objetivo estratégico es el acceso universal del ciudadano a una fuente segura de ingresos básicos y periódicos, y a través de este instrumento, alcanzar una vida materialmente digna. Si no cubrimos este objetivo, la sociedad no avanzará.
15. A continuación haremos una breve aproximación al cómo. Establecido el objetivo, el relato debe de incluir la forma de alcanzarlo. Pablo Iglesias y sus asociados crearon un instrumento político – el partido - y una infraestructura logística – las casas del pueblo – para alcanzar el objetivo fijado (acceso de los trabajadores a la escritura y la lectura). Con esfuerzo personal y compromiso colectivo nos han legado una sociedad en la que nadie discute ya el derecho universal de los obreros a la cultura y al conocimiento. ¿Qué deben hacer los políticos en el siglo XXI para conseguir el acceso universal de los ciudadanos a una fuente segura de ingresos básicos y periódicos?. Este objetivo parece hoy tan inalcanzable como pareció a los coetáneos de Pablo Iglesias su pretensión de generalizar el acceso de los obreros a la escritura, la lectura y la cultura. Y sin embargo se dan las condiciones objetivas para alcanzarlo. ¿Cómo?
16. Reorientando las finanzas. Antes de que estas se hubieran tecnificado y sofisticado como lo han hecho en el siglo XX, este relato hubiera sido un objetivo inviable. Pero en la sociedad de la economía y las finanzas avanzadas, hay ya una minoría importante de ciudadanos que viven de la riqueza financiera, como había en el siglo XIX una minoría que tenía acceso a la cultura y al conocimiento. Pablo Iglesias y sus asociados trabajaron para organizar la sociedad de modo que ya no una minoría, sino todos los trabajadores, tuvieran acceso a la cultura y al conocimiento. Esto es lo que deben hacer ahora los herederos de ese legado: Trabajar en el siglo XXI para organizar la sociedad de modo que cada vez más y más ciudadanos puedan vivir del capital financiero y obtener de las finanzas un ingreso básico, seguro y periódico.
17. ¿Cuándo iniciar la construcción del relato?. El relato descrito parece un sueño, pero justo ahora es posible concretarlo. Durante siglos las finanzas han sido gobernadas por la codicia, primero suavemente y más tarde completamente. La gente que las ha dominado y gestionado con ese principio rector han demostrado capacidad suficiente para llevarnos a todos al desastre. Es justo ahora el momento oportuno para reorientarlas de modo que sirvan al interés común y se conviertan en fuente segura de un ingreso básico y periódico para todos los ciudadanos. Tienen esa posibilidad porque es la única mercancía que puede ser creada mediante la contabilidad, que necesita retribuirse a sí misma para no colapsar la organización social que nos hemos dado, y que se ha transformado de material en inmaterial. Para hacerlo basta esfuerzo colectivo, voluntad política y decisión. Justo los ingredientes que utilizaron Pablo Iglesias y sus asociados para universalizar el acceso de los obreros a la cultura y al conocimiento.
18. ¿Y dónde?. ¿A nivel nacional o internacional?. El internacionalismo no es un concepto nuevo. Fue también una realidad que preocupó a los obreros del siglo XIX. Pablo Iglesias militó inicialmente en los movimientos internacionalistas, para construir después organizaciones nacionales. A lo que en el siglo XIX se llamaba internacional en el XXI se denomina global. Detrás del debate está el ámbito geográfico del relato: nacional o internacional, local o global. El nuevo relato, al estar vinculado a unas finanzas que se han globalizado, tiene muchas dificultades para un desarrollo local o nacional. Pero una zona económica potente como China o la Unión Europea tienen potencialidades de desarrollo del relato, aunque sean ámbitos no globales. Desde luego los intentos de implantación del relato a un nivel sólo nacional tienen muchas probabilidades de fracasar. Aunque la mayoría de los ciudadanos nacionales apoyaran el relato, las finanzas globales podrían aplastarlo con facilidad.
19. Para finalizar una reflexión sobre las resistencias al relato. Un relato nuevo siempre encuentra resistencias en los privilegiados del viejo orden social y económico. ¿Para qué necesitaban los privilegiados del siglo XIX al obrero “culto” que anunciaba el relato de Pablo Iglesias y sus asociados?. Para trabajar en las minas, en el campo y en las fábricas los obreros no necesitaban cultura y conocimiento. Bastaba la fuerza de sus brazos y el sentido común. Muy al contario, el obrero “instruido” sería una fuente de problemas: se negaría a trabajar y colapsaría la sociedad de la que disfrutaban los privilegiados.
20. Resistencias y argumentos similares aparecerán para oponerse al nuevo relato de una fuente segura de ingresos básicos y periódicos para todos los ciudadanos. Los ciudadanos del siglo XXI representan hoy lo que representaban los obreros del siglo XIX, y necesitan un relato nuevo que ilusione, motive y estabilice sus vidas. Pero los privilegiados del orden actual argumentarán que esa fuente de ingresos ya existe y es el trabajo, aunque esto no sea cierto pues o no hay trabajo para todos o el que hay se retribuye de nuevo por debajo del nivel del ingreso básico de subsistencia. También argumentarán que extraer un ingreso básico y universal de las finanzas generará una sociedad de ciudadanos ociosos e indolentes, acostumbrados a vivir de la rentas financieras sin trabajar.
21. ¿Para qué necesita el ciudadano común una fuente de ingresos de las finanzas cuando ya tiene una fuente de ingresos del trabajo?. Los privilegiados que ya viven ahora del capital financiero y controlan sus recursos argumentarán “in extremis” que universalizar esta fuente de ingresos desincentivará el trabajo y colapsará la sociedad. Las mismas catástrofes que anunciaban los privilegiados del siglo XIX con los obreros “cultos”. Pero nada de eso sucedió ni sucederá. Son excusas de quienes ven amenazados sus actuales privilegios. Los políticos del siglo XXI no deberían dejarse amedrentar por el pensamiento conservador de los privilegiados….a no ser que ellos mismos formen parte de ese grupo y de ese pensamiento. En tal caso dejarán de representar al ciudadano común, para representar sólo al ciudadano privilegiado. Este es el dilema de futuro.
2. Sobre esos tres conceptos Pablo construyó un relato útil y comprensible para los trabajadores del siglo XIX. Para Pablo Iglesias era imprescindible que los trabajadores accedieran a la cultura y al conocimiento para alcanzar su liberación laboral y mental. Esto les proporcionaría dos ventajas: 1) Podrían comprender mejor la realidad en la que vivían y la lucha por sus derechos. 2) Podrían acceder a mejores empleos.
3. Pablo buscó y se rodeó de colaboradores que compartieran este relato. Se organizaron en el Partido Socialista Obrero Español, fundaron las casas del pueblo y las convirtieron en centros de cultura y conocimiento. Allí enseñaban a los obreros a leer, a escribir y a analizar la realidad. Cuando comenzaron este trabajo, en el último cuarto del siglo XIX, parecía una tarea imposible. La ignorancia estaba presente en la sociedad como un enemigo imbatible, y la explotación en el trabajo era una realidad omnipresente.
4. Todavía no han transcurrido 100 años desde la muerte de Pablo Iglesias, y el relato parece haberse cumplido: los trabajadores españoles tienen hoy acceso universal a la cultura y al conocimiento. Un éxito. Dos reflexiones a tener en cuenta por los políticos de hoy día: 1) Para Pablo y sus asociados la cultura y el conocimiento no eran un fin en sí mismos sino un instrumento para mejorar las condiciones de vida de los obreros y la sociedad en su conjunto. 2) Para Pablo y sus asociados las condiciones de vida dependían del trabajo, pues el trabajo era su única fuente de ingresos.
5. Sin embargo algo no está saliendo bien en esta visión-relato de los socialistas españoles del XIX. En los comienzos del siglo XXI, los trabajadores españoles con cultura y conocimiento ven cómo se deterioran cada vez más sus condiciones de vida, y cómo ni siquiera tienen posibilidades de acceder a esa única fuente de ingresos que sigue siendo el trabajo. Se han evaporado las dos teóricas ventajas del relato construido por Pablo Iglesias y sus asociados: 1) No comprenden mejor la realidad en la que viven, a pesar de que saben leer y escribir. 2) No acceden a mejores empleos, sino a empleos cada vez mas precarios e inestables. ¿Qué está pasando?.
6. Pasa que la realidad socio-económica de principios del siglo XXI ha cambiado profundamente respecto a la realidad socioeconómica de finales del siglo XIX. El cambio es tan profundo, que se hace necesario construir un nuevo relato para un nuevo tiempo. Pero los herederos de los socialistas españoles del XIX están aturdidos, condicionados o asustados, y parecen incapaces de construir un nuevo relato atractivo para los ciudadanos de principios del siglo XXI. ¿Podemos ayudar en algo?. Al menos debemos intentarlo identificando en primer lugar esos cambios profundos que han transformado la realidad y hacen necesario un nuevo relato.
7. El primer cambio profundo se ha producido en la fuente de ingresos. En el siglo XIX la fuente principal de ingresos era el trabajo. En el siglo XXI es el capital financiero y lo será más en el futuro. El primero es escaso, está distribuido y se mueve a la baja. El segundo es abundante, está concentrado y se mueve al alza. La riqueza financiera existente en el mundo es ahora 75 veces superior al valor de la producción mundial anual, y sigue creciendo. El segundo cambio afecta a los conocimientos elementales necesarios para entender y formar parte de la sociedad. En el siglo XIX eran la escritura y la lectura. No pueden separarse. En el siglo XXI son la economía y las finanzas. Tampoco pueden separarse. Este cambio explica que los ciudadanos de hoy no puedan entender lo que pasa a pesar de saber leer y escribir.
8. El tercer cambio profundo se ha producido en la naturaleza del dinero. Este era esencialmente físico (monedas, billetes y oro) en el siglo XIX. Su atesoramiento ocupaba espacio y recursos. En el siglo XXI es principalmente virtual e intangible (bits). Su atesoramiento ni ocupa espacio ni consume recursos. El cuarto cambio hace referencia a la tecnología dominante. Fueron las máquinas mecánicas en el tiempo de Pablo Iglesias, y son las máquinas inteligentes en el siglo XXI, imparables y cada vez más inteligentes.
9. El quinto cambio profundo ha acontecido en la forma de comunicación dominante en relación al mundo en el que nació y vivió Pablo Iglesias. Fue comunicación física, lenta y local (impresión en papel) en el siglo XIX. Es rápida, a distancia y universal en el siglo XXI (telecomunicaciones). El sexto cambio afecta al almacén del conocimiento. En el siglo XIX eran almacenes físicos separados y poco accesibles (bibliotecas). En el siglo XXI es un almacén único de acceso universal y fácil (Internet).
10. El séptimo cambio está en construcción, y afecta al instrumento de presión social para cambiar la forma de organizar la sociedad. En el siglo XIX los obreros presionaban al sistema paralizando el trabajo. Hoy el uso de ese instrumento se está haciendo impopular por las incomodidades que genera a la ciudadanía. Se exploran nuevos instrumentos de presión para el siglo XXI como orientar la producción organizando la palanca de la inversión o el consumo, pero son intentos que todavía no se han consolidado. Banca ética, apagones colectivos, comercio justo, consumo selectivo etc. son todavía iniciativas en formación.
11. Hay otros cambios relevantes, como son las formas de transporte, las fuentes de energía, el mundo de las ONGs etc., pero consideramos que los 7 parámetros identificados son razón suficiente para construir un nuevo relato que nos introduzca en un nuevo paradigma económico y social; y es el momento de hacerlo. Quién lo construirá?. Qué objetivo perseguirá?. Cómo se logrará?. Cuándo y dónde se desarrollará?. Qué resistencias tendrá ese nuevo relato?. Preguntas a las que intentaremos responder.
12. Primero el quién: los promotores del nuevo relato. ¿De quienes podemos esperar la iniciativa?. Hagamos un poco de analogía. ¿Quienes iniciaron y construyeron el relato del siglo XIX? Los tipógrafos. Gente que sabía leer y escribir. En torno a ellos se aglutinaron maestros, escritores, médicos, periodistas etc. gente del mundo de la cultura y el conocimiento. Es obvio que nunca hubieran podido construir el relato los analfabetos. No hay palabra sin lenguaje. No hay escritura sin palabra. No hay lectura sin escritura. Además de la ilustración de sus promotores, el relato del XIX necesitó generosidad, esfuerzo y solidaridad de los más preparados con los más abandonados. El egoísmo y la comodidad nunca han dado buenos frutos. ¿Y en el siglo XXI?. ¿Quiénes deben promover un nuevo relato para un nuevo tiempo?.
13. Ahora deben promover e iniciar el nuevo relato la gente solidaria de la economía, el capital y las finanzas. Ellos saben cómo funciona ese mundo y conocen sus potencialidades. No podemos esperar que construyan el nuevo relato quienes lo desconocen todo de la economía y las finanzas. Sería deseable que el relato surgiera en el seno de los herederos de los socialistas del XIX o de otras fuerzas políticas institucionales, pero no es seguro que así sea. Además de conocimiento, se necesita también, como en el XIX, generosidad y esfuerzo. En todo caso es sólo cuestión de tiempo que si nadie se mueve en las instituciones, las fuerzas del cambio se organicen e inicien fuera de las instituciones el desarrollo del relato. Los privilegiados se amarrarán a instituciones inservibles y declararán “insurgentes” a los actores del nuevo relato.
14. Después el qué. Tener un objetivo claro es esencial para cualquier relato. Basta uno bien definido. Hoy como antes, la clave es identificar con acierto el objetivo estratégico capaz de aglutinar y movilizar al ciudadano y colocar ese objetivo en el centro de la acción política. En el siglo XIX Pablo Iglesias identificó como objetivo estratégico imprescindible el acceso del obrero a la cultura y al conocimiento, y a través de estos instrumentos, alcanzar un trabajo digno. Para el siglo XXI el objetivo estratégico es el acceso universal del ciudadano a una fuente segura de ingresos básicos y periódicos, y a través de este instrumento, alcanzar una vida materialmente digna. Si no cubrimos este objetivo, la sociedad no avanzará.
15. A continuación haremos una breve aproximación al cómo. Establecido el objetivo, el relato debe de incluir la forma de alcanzarlo. Pablo Iglesias y sus asociados crearon un instrumento político – el partido - y una infraestructura logística – las casas del pueblo – para alcanzar el objetivo fijado (acceso de los trabajadores a la escritura y la lectura). Con esfuerzo personal y compromiso colectivo nos han legado una sociedad en la que nadie discute ya el derecho universal de los obreros a la cultura y al conocimiento. ¿Qué deben hacer los políticos en el siglo XXI para conseguir el acceso universal de los ciudadanos a una fuente segura de ingresos básicos y periódicos?. Este objetivo parece hoy tan inalcanzable como pareció a los coetáneos de Pablo Iglesias su pretensión de generalizar el acceso de los obreros a la escritura, la lectura y la cultura. Y sin embargo se dan las condiciones objetivas para alcanzarlo. ¿Cómo?
16. Reorientando las finanzas. Antes de que estas se hubieran tecnificado y sofisticado como lo han hecho en el siglo XX, este relato hubiera sido un objetivo inviable. Pero en la sociedad de la economía y las finanzas avanzadas, hay ya una minoría importante de ciudadanos que viven de la riqueza financiera, como había en el siglo XIX una minoría que tenía acceso a la cultura y al conocimiento. Pablo Iglesias y sus asociados trabajaron para organizar la sociedad de modo que ya no una minoría, sino todos los trabajadores, tuvieran acceso a la cultura y al conocimiento. Esto es lo que deben hacer ahora los herederos de ese legado: Trabajar en el siglo XXI para organizar la sociedad de modo que cada vez más y más ciudadanos puedan vivir del capital financiero y obtener de las finanzas un ingreso básico, seguro y periódico.
17. ¿Cuándo iniciar la construcción del relato?. El relato descrito parece un sueño, pero justo ahora es posible concretarlo. Durante siglos las finanzas han sido gobernadas por la codicia, primero suavemente y más tarde completamente. La gente que las ha dominado y gestionado con ese principio rector han demostrado capacidad suficiente para llevarnos a todos al desastre. Es justo ahora el momento oportuno para reorientarlas de modo que sirvan al interés común y se conviertan en fuente segura de un ingreso básico y periódico para todos los ciudadanos. Tienen esa posibilidad porque es la única mercancía que puede ser creada mediante la contabilidad, que necesita retribuirse a sí misma para no colapsar la organización social que nos hemos dado, y que se ha transformado de material en inmaterial. Para hacerlo basta esfuerzo colectivo, voluntad política y decisión. Justo los ingredientes que utilizaron Pablo Iglesias y sus asociados para universalizar el acceso de los obreros a la cultura y al conocimiento.
18. ¿Y dónde?. ¿A nivel nacional o internacional?. El internacionalismo no es un concepto nuevo. Fue también una realidad que preocupó a los obreros del siglo XIX. Pablo Iglesias militó inicialmente en los movimientos internacionalistas, para construir después organizaciones nacionales. A lo que en el siglo XIX se llamaba internacional en el XXI se denomina global. Detrás del debate está el ámbito geográfico del relato: nacional o internacional, local o global. El nuevo relato, al estar vinculado a unas finanzas que se han globalizado, tiene muchas dificultades para un desarrollo local o nacional. Pero una zona económica potente como China o la Unión Europea tienen potencialidades de desarrollo del relato, aunque sean ámbitos no globales. Desde luego los intentos de implantación del relato a un nivel sólo nacional tienen muchas probabilidades de fracasar. Aunque la mayoría de los ciudadanos nacionales apoyaran el relato, las finanzas globales podrían aplastarlo con facilidad.
19. Para finalizar una reflexión sobre las resistencias al relato. Un relato nuevo siempre encuentra resistencias en los privilegiados del viejo orden social y económico. ¿Para qué necesitaban los privilegiados del siglo XIX al obrero “culto” que anunciaba el relato de Pablo Iglesias y sus asociados?. Para trabajar en las minas, en el campo y en las fábricas los obreros no necesitaban cultura y conocimiento. Bastaba la fuerza de sus brazos y el sentido común. Muy al contario, el obrero “instruido” sería una fuente de problemas: se negaría a trabajar y colapsaría la sociedad de la que disfrutaban los privilegiados.
20. Resistencias y argumentos similares aparecerán para oponerse al nuevo relato de una fuente segura de ingresos básicos y periódicos para todos los ciudadanos. Los ciudadanos del siglo XXI representan hoy lo que representaban los obreros del siglo XIX, y necesitan un relato nuevo que ilusione, motive y estabilice sus vidas. Pero los privilegiados del orden actual argumentarán que esa fuente de ingresos ya existe y es el trabajo, aunque esto no sea cierto pues o no hay trabajo para todos o el que hay se retribuye de nuevo por debajo del nivel del ingreso básico de subsistencia. También argumentarán que extraer un ingreso básico y universal de las finanzas generará una sociedad de ciudadanos ociosos e indolentes, acostumbrados a vivir de la rentas financieras sin trabajar.
21. ¿Para qué necesita el ciudadano común una fuente de ingresos de las finanzas cuando ya tiene una fuente de ingresos del trabajo?. Los privilegiados que ya viven ahora del capital financiero y controlan sus recursos argumentarán “in extremis” que universalizar esta fuente de ingresos desincentivará el trabajo y colapsará la sociedad. Las mismas catástrofes que anunciaban los privilegiados del siglo XIX con los obreros “cultos”. Pero nada de eso sucedió ni sucederá. Son excusas de quienes ven amenazados sus actuales privilegios. Los políticos del siglo XXI no deberían dejarse amedrentar por el pensamiento conservador de los privilegiados….a no ser que ellos mismos formen parte de ese grupo y de ese pensamiento. En tal caso dejarán de representar al ciudadano común, para representar sólo al ciudadano privilegiado. Este es el dilema de futuro.
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