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miércoles, 27 de abril de 2011

PROYECTAR EL CAMBIO GLOBAL (III). PARADIGMA FUTURO


A modo de introducción:
A los amigos y compañeros que siguen este blog les debo una explicación. Casi 5 meses – desde diciembre de 2010 – sin aportar pensamiento colectivo es demasiado tiempo. Espero puedan disculparme. Menos mal que Juan Antonio subió en febrero nuestras discrepancias sobre la novedosa solución islandesa a la crisis, estos día de nuevo de moda a raíz del rescate financiero de Portugal, de lo contrario más de uno hubiera podido pensar que habíamos cerrado el blog. No estamos en esas. Mientras haya vida y pensamiento hay blogs. En realidad he estado ocupado en finalizar un pequeño libro que recoge muchas de las cosas publicadas en este blog. Pensé que sería bueno poner algo de orden en el conjunto de las ideas. El trabajo está acabado y puesto en la red a vuestra disposición y la de todos los internautas en www.administraciondigital.es en el apartado “librería electrónica” bloque de “ensayo”. Allí os podéis descargar el documento. Ahora vuelvo a Política Directa y comienzo por concluir el compromiso tomado en la entrada del 26 de noviembre de 2010: proyectar el futuro. Es esta la tarea más innovadora y de mayor esfuerzo. El pasado nos enseña. El presente nos hace tomar conciencia. El futuro nos reta. Considero que debemos responder a ese reto innovando los aspectos socio-económicos de nuestras sociedades. Nuevas premisas, nuevas hipótesis, nuevas conclusiones a fin de encontrar nuevos caminos hacia nuevos paradigmas. Al enfrentarnos al reto de proyectar el futuro, seguiremos el consejo de una de los grandes innovadores y científicos del siglo XX: “Nunca andes por el camino ya trazado porque sólo te conducirá al lugar donde otros ya han estado antes” (Graham Bell. 1847-1922).


a). 1929-2008. Buscando un nuevo paradigma económico.

1. Proyectar: “hacer un proyecto de arquitectura o ingeniería”. Proyecto: “primer esquema o plan de cualquier trabajo que se hace a veces como prueba antes de darle la forma definitiva”. Estos dos significados - hay otros varios en el diccionario de la Real Academia Española - de los términos “proyectar” y “proyecto” me permiten presentar el enfoque que propongo para abordar el cambio global que necesitamos. Propugno una solución científico-tecnológica, porque considero que saldremos de las varias crisis en las que estamos atrapados en este momento histórico (crisis moral, crisis económica y crisis social) cuando se aúnen los esfuerzos multidisciplinares de la ciencia y de la tecnología – que son frutos de la razón - para proyectar un nuevo paradigma económico con nuevos valores sociales y una nueva cultura. Para ello es necesario crear nuevo pensamiento. En todo caso la visión del cambio debe ser doble, económica (mercados) y política (Estados), porque esta dos realidades son compatibles y necesarias. Ni el mercado puede matar al Estado ni el Estado al mercado. Deben aprender a convivir.

2. En estos momentos no lo están haciendo. El mercado está anulando peligrosamente al Estado. El mercado ha hecho creer a los ciudadanos del rico occidente que íbamos a acceder al paraíso del consumo eterno, pero cuando menos lo esperábamos, se agotaron las fuentes de las que manaban los ríos de leche y miel del crédito infinito. Ahora estamos en un proceso de reajuste de nuestras clases sociales, mientras nos dicen que los que vienen de más abajo que nosotros (los ciudadanos emergentes de oriente -China, India, etc- y de occidente – Brasil. México, Rusia etc.) son el futuro en ascenso. En nuestro acomodado mundo occidental del norte el reajuste es a la baja: los más “pobres” de entre nosotros, que acababan de dejar la miseria, han regresado a ella; el grupo numeroso de los “acomodados” está volviendo poco a poco a las estrecheces; los “ricos” están asustados y miedosos por las incertidumbres del futuro; y los muy ricos están donde han estado siempre, intentado controlar la situación. ¿Lo conseguirán?.

3. El escenario es desolador. La maquinaria socio-económica es extremadamente compleja y nadie parece tener el control. Para salir de este lío, la mayor parte de los burgueses y estudiosos occidentales, hijos del capitalismo materialista en su fase avanzada, confían en la solución automática de “los mercados”. Es el viejo paradigma económico de los clásicos: mercado libre sin límites, mano invisible poderosa y Estado mínimo y seguro. Como si los mercados tuvieran la respuesta a nuestros males. Pero los mercados no son homogéneos – hay mercados de crédito, mercados de consumo, mercados de materias primas, mercados de inversión, mercados de trabajo, mercados nacionales y mercados globales etc.- y ninguno de ellos tiene rostro o domicilio conocido. Son perfectos para eludir las propias responsabilidades; para convertirlos en chivo expiatorio si todo va a peor, o en grandes salvadores si todo mejora. Unos humanos los defienden como imprescindibles, y otros los odian profundamente. A nadie dejan indiferente, pero en realidad los mercados no son distintos de las personas que los forman. Los mercados son una realidad humana y habitan entre nosotros desde antiguo; no vienen del mundo exterior. Entonces, si son una realidad humana ¿deberíamos regularlos?.

4. Al menos esta vez estoy de acuerdo con el Gobernador del Banco de España: “los mercados se comportan como las personas: a veces nos dan consejos razonables, a veces nos los dan tarde, a veces se equivocan y a veces se olvidan. Y oscilan entre la avaricia y el temor, según se obsesionen con la rentabilidad o con el riesgo.” dijo el 13 de diciembre de 2010 en la Asociación Española de Tesoreros y Financieros, refiriéndose por supuesto a los mercados financieros. Porque las personas hacen estas cosas que hacen los mercados, y otras peores, la sociedad civilizada decidió hace tiempo regular democráticamente el comportamiento de las personas a través del código penal, del civil, del mercantil, del de circulación etc. a fin de hacer posible la convivencia. Entonces ¿por qué algunos economistas y políticos, como el Gobernador del Banco de España, Francisco Fernández Ordóñez, son tan opuestos a que la sociedad regule democráticamente los mercados?. Antes del siglo XVIII, reyes y aristócratas también eran opuestos a que el pueblo regulara el ejercicio del poder político. ¿significa algo esta simetría de posiciones?.

5. Significa que la regulación del mercado, y particularmente la del mercado financiero, como la regulación del mundo político y sus instituciones, es una cuestión de poder, y no se hará sin conflicto social. En realidad hoy los mercados nacionales están ya en alguna forma regulados. Los productores tienen normas de calidad de sus productos y servicios (excepto lamentablemente los financieros), los comercializadores y los consumidores tienen normas de actuación y las autoridades políticas vigilan los comportamientos. En la vieja Europa el debate no es regular o no regular. El debate es sobre cómo ha de ser esa regulación, qué aspectos concretos han de ser regulados y qué penalizaciones deben tener los infractores. Para los defensores maximalistas de lo privado, los mercados son plantas delicadas a las que una regulación dura y excesiva agosta fácilmente. Para los defensores maximalistas de lo público los mercados son fieras crueles sin conciencia a las que una regulación blanda y raquítica estimula los peores instintos (codicia, engaño, irracionalidad etc.), produciendo periódicamente caos, dolor social e ineficiencia económica. ¿Qué camino seguir?.

6. La historia económica de la humanidad nos enseña que el sistema económico evoluciona en el tiempo y avanza de la mano de las actividades humanas superando las contradicciones que se van generando. En determinadas circunstancias las contradicciones se superan mediante cambios evolutivos. En otras sólo se pueden superar mediante transformaciones radicales que dan lugar a un nuevo paradigma económico y su correspondiente Teoría económica. Tanto los cambios evolutivos como las transformaciones radicales se producen en periodos de crisis, como la que ahora vivimos. Sin embargo los ciudadanos acomodados de occidente empiezan a tener la sensación de que el momento más grave de la crisis financiera de 2008 ya hubiera pasado. En realidad nada sustancial ha cambiado en el mundo acomodado. ¿Volvemos a la normalidad?. El análisis que hemos hecho de la realidad dice que no. Los males que generaron la crisis siguen entre nosotros, así que es sólo cuestión de tiempo la recaída en los mismos problemas. Para alertar sobre ella y prepararnos a superarla, reivindico el cambio global y hago las presentes aportaciones a la formulación de un nuevo paradigma, comenzando por una analogía entre la crisis de 1929 y la de 2008.

7. Con la crisis de 1929 el capitalismo materialista sufrió un cambio evolutivo, o quizá podríamos calificarlo de gran transformación si miramos los acontecimientos a la luz de la Guerra Mundial de 1939 y sus terribles consecuencias. En todo caso esa crisis sacó a la luz la contradicción que anidaba en el pensamiento económico clásico de mercados autorregulados y en equilibrio perfecto que gobierna la “mano invisible”. De una parte el desarrollo del sistema capitalista exigía el crecimiento continuo de la capacidad productiva, pero de otra la capacidad de consumo se estancaba y no se incrementaba lo suficiente. Ello se debía a que los bajos salarios impedían el despegue del consumo, pues resultaba que al mismo tiempo los bajos salarios eran imprescindibles para incrementar el excedente empresarial y la acumulación del capital productivo. O una cosa o la contraria, pero ambas cosas a la vez aparecían como inalcanzables. ¿Cómo salvó el capitalismo liberal esta contradicción?.

8. A corto plazo el capitalismo promovió el hiper-endeudamiento de consumidores y empresas – la década alegre de los años 20 – pero la capacidad de endeudamiento se agotó, provocando la gran recesión económica de 1929. A medio plazo la contradicción fue salvada por el nuevo paradigma de J. M. Keynes sobre la demanda agregada y los mecanismos ideados por el para incentivarla y alcanzar el pleno empleo. Keynes diseño los instrumentos para compatibilizar empleo, consumo y producción mediante la intervención del Estado en la economía, lo que aportó a la teoría económica los conceptos de consumo, inversión y producción públicas - una herejía para el pensamiento económico clásico -. Aparentemente el cambio fue evolutivo y el capitalismo siguió gobernando nuestra organización económica, aunque no podemos olvidar que la generalización y consolidación de las políticas keynesianas se produjo después de la catástrofe de la segunda Guerra Mundial y de la escisión del mundo en dos bloques ideológicos y económicos irreconciliables.

9. La crisis de 2008 ha sacado a la luz de nuevo una contradicción del pensamiento económico ahora dominante (el pensamiento monetarista-liberal que es una versión modernizada del pensamiento clásico): el desarrollo del capitalismo materialista avanzado exige hoy un crecimiento continuo de la productividad nacional para tener crecimiento económico, pero en este escenario la capacidad de generar empleo en los países del rico occidente se estanca y no acaba de despegar (mi pronóstico es que no despegará). ¿Por qué?. Porque para aumentar la productividad nacional, el capitalismo avanzado necesita agotar las posibilidades tecnológicas de la automatización (inteligencia artificial, robotización y biotecnología), y dado el actual desarrollo tecnológico, la expansión de la inteligencia artificial y la robotización hacen imposible la generación de empleos suficientes como para aproximarnos al pleno empleo. De nuevo o una cosa o la contraria, pero ambas a la vez aparecen, como sucedió en 1929, inalcanzables (para profundizar en esta contradicción del capitalismo avanzado recomiendo la lectura de lo publicado sobre “Crecimiento económico y empleo” los días 13 y 15 de septiembre de 2010 en este mismo blog de “Política Directa”).

10. Como sucedió en la década de 1920, a corto plazo el capitalismo materialista avanzado de finales del siglo XX ha buscado salvar la contradicción hiper-endeudando no sólo a los consumidores y a las empresas, sino también a las propias instituciones financieras unas con otras a fin de conseguir un crecimiento económico fuerte y compatible con un empleo masivo. Lo consiguió durante unos años – hablamos del cuarto de siglo ultraliberal entre 1980 y 2007 -, pero la capacidad de endeudamiento se hundió cuando se agotó la confianza en los activos financieros y afloraron las trampas en las que el conjunto del sector financiero estaba pillado (en 2008). Una historia rigurosa de estas trampas la describe John Cassidy en los 7 últimos capítulos de su excelente libro “Por qué quiebran los mercados” (editorial RBA - 2010). Cuando se acabó la fiesta del hiper-endeudamiento entramos en la depresión. Lo grave de esta situación es que la contradicción que quisimos curar con la pócima del endeudamiento, persiste en el occidente rico y acomodado: Por una parte el crecimiento económico irracional nos mata agotando los recursos; pero por otra sin crecimiento económico irracional nos invade el desempleo masivo. Y el desempleo masivo también nos mata agotando el consumo. ¿Cómo salimos de esta?

11. A medio plazo, para salvar la contradicción se necesita un “Keynes del siglo XXI” que no acaba de aparecer. De momento hay corrientes de pensamiento económico para todos los gustos (desde los catastrofistas – el desastre del capitalismo es ya inevitable - a los inmovilistas – volvamos al monetarismo salvador -), pero nadie presenta un nuevo paradigma económico que dé lugar a una transformación del capitalismo materialista avanzado de los países acomodados. La receta que todos anuncian es tradicional: Volver al crecimiento económico y a la creación de empleo. ¿A qué crecimiento?; ¿al irracional? ; ¿al hiperconsumo absurdo?. La capacidad de un crecimiento racional del consumo se da en los países emergentes y en desarrollo –China, India, México, Brasil, Sudáfrica, Pakistán, Egipto etc. Las sociedades pobres de estos países tienen necesidades primarias de consumo insatisfechas, mientras las de los países acomodados ya se han cubierto de sobra. En estos últimos el consumo interno ya no es un acelerador del crecimiento salvo que revivamos el hiperconsumo irracional. Ahora los países acomodados esperan crecer produciendo bienes para cubrir la demanda de las sociedades emergentes. ¿Pero van a aceptar estos países emergentes que el rico y acomodado occidente se convierta en su “fábrica”?. Es claro que no. Tienen derecho a generar riqueza y crear empleo en sus propias sociedades, y lo están haciendo. Occidente debe de buscar otras recetas innovadoras para resolver sus problemas de crecimiento y empleo. ¿Es el dilema crecimiento-productividad-empleo de la crisis de 2008 una variante del dilema consumo-excedente-salario de la crisis de 1929?. ¿Tardaremos años en descubrir la tecla que hay que tocar para activar un modelo económico sostenible, como se tardó en la crisis del 29?. Es muy probable que así sea. Las resistencias a los cambios son importantes, y los ciudadanos de las sociedades acomodadas todavía no se están movilizando para vencer esas resistencias. Sin embargo la crisis de 2008 ha colocado al capitalismo y a las sociedades occidentales acomodadas en la encrucijada. La pregunta es de rigor: ¿se saldrá de ella con un nuevo cambio evolutivo del capitalismo materialista, o con una transformación radical del modelo de organización económica?.


b). Las premisas.

12. Tanto si deseamos para el futuro un capitalismo materialista evolucionado como si preferimos el nacimiento de un nuevo modelo de organización económica, para contribuir a esta tarea debemos aplicar el razonamiento y evitar las conjeturas y las adivinanzas. En todo caso los factores e intereses que inciden en la evolución del futuro de la economía son tan distintos y tan complejos, que acepto las limitaciones del proyecto que voy a esbozar. No pretendo construir algo perfecto, sino sólo algo suficientemente atractivo como para producir primero la reflexión y después la acción de los colectivos que gestionan el poder en nuestra sociedad y tienen influencia en los ciudadanos (organizaciones empresariales, partidos políticos, sindicatos, organizaciones sin ánimo de lucro, redes sociales etc.). Quiero hacer una contribución ideológica y programática, no una profecía. Profecías se han hecho muchas en el pasado y está en camino otro paquete numeroso de ellas para el año 2012, de las que oiremos hablar cada vez más. Para evitar estos riesgos, me esforzaré en aplicar una metodología racionalista, anclada en dos de los hijos naturales de la razón ilustrada del siglo XVIII: la ciencia y la tecnología.

13. En mi esfuerzo por perfilar una nueva teoría económica, procuraré seguir una metodología científica: estableceré en primer lugar las premisas y postulados de partida a fin de no crear equívocos, como pasa con otras teorías económicas que presentan como leyes científicas lo que son ideas interesadas de explicación de la realidad. A continuación construiré las hipótesis de trabajo sin someterlas a contraste por lo que explicaré más adelante sobre la metodología de las ciencias socio-históricas, dejando esta tarea pendiente para que futuros investigadores e historiadores demuestren si las hipótesis enunciadas producen mejores resultados que los que nos ofrece el vigente capitalismo materialista de mercado sin regulación. Por último describiré brevemente las conclusiones o soluciones que en mi opinión deben adoptarse en coherencia con las hipótesis formuladas. Espero que este viaje a la innovación económica, que pretendo sea un camino nunca antes trazado, resulte interesante, provoque la reflexión individual y ayude a los políticos y sus organizaciones en los países acomodados a redefinir sus objetivos programáticos, y a movilizar a los ciudadanos para su consecución.

14. Comencemos por las premisas de la nueva teoría. Me limitaré a enunciarlas brevemente, sin profundizar en su desarrollo argumental, aspecto que dejaré para otra ocasión. Advierto que si una sociedad no comparte estas premisas, difícilmente compartirá las hipótesis posteriores que formulo, y mucho menos se esforzará en aplicar las conclusiones y soluciones que de ellas se derivan.


Premisa 1.- La economía es obra del hombre, no de la naturaleza. La economía no es una obra de la naturaleza, como lo son el mar, el petróleo o el bosque. La naturaleza ni fabrica ni hace economía. La economía es una obra del hombre y de la cultura humana, como lo son la ciudad, el ferrocarril o la plantación. En consecuencia son la sociología y la política (dos ciencias sociales o humanas) las que determinan el tipo de economía de una sociedad. Esta premisa es menos evidente de lo que parece. De hecho el pensamiento económico clásico la niega. La incorporo a la nueva teoría porque su aceptación implica rechazar tanto la hipótesis clásica sobre los mercados perfectos, transparentes, autorregulados y en equilibrio que gobierna la “mano invisible” de un “orden natural”, como la hipótesis de la teoría económica marxista según la cual la economía lo determina y condiciona todo, incluso la cultura y el pensamiento.


Premisa 2. Nuestros males económicos son morales, no técnicos. La humanidad dispone ya actualmente de los conocimientos económicos y técnicos suficientes para cubrir las necesidades básicas de todos los seres humanos, pero la consecución de ese noble fin está bloqueada por nuestros vicios morales: codicia, insolidaridad, especulación, hiperconsumo irracional, explotación abusiva de necesidades y recursos, corrupción, ignorancia, etc. Esta vez sí es la naturaleza la que determina nuestra condición humana, pero la Historia demuestra que tenemos capacidad para cambiar nuestras condiciones morales, aunque lentamente y con mucho esfuerzo personal y colectivo. En esta tarea las instituciones políticas y sociales de las que nos dotamos pueden ser una palanca o un obstáculo para nuestra evolución moral. Cuando son un obstáculo, debemos reformarlas y si es necesario sustituirlas por otras diferentes. En el caso de que, llevados por una visión pesimista de la sociedad y de la Historia, negáramos al ser humano la posibilidad de evolucionar a mejor en su condición moral, estaríamos negando a la especie la posibilidad de supervivencia. Considero que la mayoría de ciudadanos no compartimos esta visión, sino que más bien confiamos en la capacidad de la persona para mejorar su condición moral.


Premisa 3.- Las crisis y las economías nacionales todavía son asimétricas, por lo que las salidas no deben ser uniformes. El concepto de globalidad debemos relativizarlo. Las finanzas, el comercio y la tecnología están globalizados. Pero el acceso al bienestar material, a los servicios básicos y al ejercicio de los derechos humanos no está globalizado. Por tanto el concepto de crisis también debemos relativizarlo. La crisis del mundo rico es diferente de la crisis del mundo pobre. Para el occidente rico, el modelo económico de capitalismo materialista ha tocado techo, y estamos obligados a redefinirlo para sobrevivir. Para el mundo en desarrollo ese modelo económico es todavía el camino al bienestar material, un bienestar al que tienen derecho. Los occidentales acomodados no deberíamos extrañarnos de que las economías emergentes crezcan al 8% o 10% anual mientras las de nuestros acomodados países permanecen casi estancadas. Las recetas no pueden ser las mismas para todos y la teoría que formulo está pensada para las economías avanzadas del mundo rico y acomodado, que son las que están sometidas a mayor pulsión de cambio, aunque de momento, y a la vista de los últimos movimientos de cambio político en los países árabes, parezca lo contrario.


Premisa 4.- Construimos mejor el futuro nuevo cuando conocemos y preservamos los aspectos positivos del pasado viejo. Visto con perspectiva histórica, el desarrollo de las sociedades humanas es un edificio por plantas, no un solar. Cada planta se construye sobre la anterior consolidada, aunque algunos estudiosos y algunas personas de acción con dotes mesiánicas pretenden construir el futuro demoliendo el edificio e iniciando uno nuevo desde el solar. Hay más tendencia a proceder de este modo con las teorías de las ciencias humanas y sociales que con las teorías de las ciencias naturales. Ello causa grave daño a la sociedad, que en estas etapas históricas, bajo la dirección de personas destructivas y violentas, se embrutece y retrocede. Esta actitud es más propia de la religión que de la ciencia. La religión necesita aniquilar las viejas creencias para implantar las nuevas. La ciencia en cambio desarrolla el conocimiento apoyándose en teorías del pasado ya verificadas. En relación con la economía, beneficia más al conjunto de la sociedad reorientar la dirección, construyendo una nueva planta, que demoler todo el edificio. Este principio no impide reconocer que en ocasiones es la propia torpeza humana en la gestión de los intereses colectivos la que hace colapsar el edificio. En ese caso nos vemos obligados a levantar un nuevo edificio económico para sobrevivir. Espero que este no sea el caso del capitalismo, pero nada puede descartarse a la vista de los vicios morales que nos rodean.


c). El método y las hipótesis.

15. Sentadas las premisas de partida, entramos ahora en la segunda fase: la formulación de las hipótesis que deben conformar la teoría económica que propongo. Previamente haré unas precisiones metodológicas. La validación de una teoría y sus hipótesis sigue caminos distintos según nos estemos refiriendo a teorías del ámbito de las ciencias naturales o de las ciencias sociales. Las ciencias naturales se someten a experimentación, de manera que a través de la observación empírica de los fenómenos, se validan o rechazan las hipótesis formuladas. Llamaré naturo-experimentales a este grupo de ciencias. Las ciencias sociales, en cambio, son de muy difícil o imposible experimentación empírica por estar ancladas en la actividad humana. El ser humano no suele aceptar que se someta a experimentación científica sus actividades y vivencias, tanto individuales como colectivas. Una manera de validar, aunque sea parcialmente, las teorías de las ciencias sociales es a través de la Historia y el análisis histórico. Llamaré socio-históricas a este grupo de ciencias. La economía forma parte de ellas. Para conocer los resultados de esta metodología recomiendo la lectura de la obra del filósofo, antropólogo y economista Karl Polanyi (1886-1964), una obra muy apropiada para estos tiempos de oscuridad, pues nos enseña, utilizando la historia, que hay diversas maneras de organizar la economía de una sociedad.

16. Me interesa dejar bien señalada esta importante diferencia metodológica: Mientras que la validación de las hipótesis de las ciencias naturo-experimentales se lleva a cabo en los laboratorios antes de que las mismas se hayan aplicado, la validación de las hipótesis de las ciencias socio-históricas se lleva a cabo después de que las mismas se hayan aplicado. En las primeras la aplicación se hace a través de la tecnología, una vez validadas; en cambio en las segundas la aplicación se hace a través de la Historia, sin haberlas validado previamente. La Historia se encarga de validarlas o refutarlas. Este condicionante histórico es lo que hace que las ciencias socio-históricas progresen más lentamente. En materia económica, siguiendo el procedimiento de rastrear la Historia, podemos identificar dos acontecimientos recientes que han refutado total o parcialmente las hipótesis de dos teorías económicas formuladas en su momento. El primer acontecimiento afecta a la teoría económica marxista que, en la modalidad de economía central planificada y sin libre mercado aplicada por las economías de los países del este de Europa, ha quedado refutada por la Historia a raíz del hundimiento de la Unión Soviética y sus países satélites. Estos países tuvieron la fortuna de disponer de un paradigma económico alternativo al que acogerse – el capitalismo liberal de mercado – y no sin grandes dificultades han conseguido emigrar al mismo.

17. Los países acomodados deberían aprender la lección de la extinción de la economía de planificación centralizada soviética, pues el segundo acontecimiento histórico reciente afecta a la teoría neoclásica del capitalismo liberal en el que ellos viven. La economía capitalista, en la modalidad de libre mercado auto-regulado y sin límites aplicada por los países acomodados ha quedado en gran parte refutada por la Historia a causa de la crisis global financiera de 2008. Las sociedades occidentales y sus dirigentes políticos deberían de estar preocupados, pues la Historia, haciendo de probeta de laboratorio, acaba de invalidar nuestro paradigma económico de libre mercado desregulado, maximización de la ganancia y crecimiento económico ilimitado. Nos ha dicho: ¡Por ahí no!. Sin embargo los gobernantes y economistas oficiales del occidente rico, guiados por una visión miope, están optando por considerar lo sucedido como una crisis aguda de la teoría económica clásica, crisis que esperan superar sin cambiar el paradigma vigente. Por tanto no han realizado ninguna reforma de su teoría económica, y dedican esfuerzos y dinero a resucitar el viejo modelo económico refutado por la Historia reciente, a falta de un modelo alternativo y reformado al que emigrar. Este error de enfoque traerá graves consecuencias a los ciudadanos del acomodado occidente si sus gobernantes no lo corrigen. Todos estamos obligados a concentrar nuestros esfuerzos en el diseño e implantación de un paradigma y una teoría económica nuevos, especialmente los grupos políticos y los gobernantes del occidente rico, cuyo modelo económico está dando pruebas claras de agotamiento e insostenibilidad.

18. En la línea del diseño de una nueva teoría económica aporto las siguientes hipótesis:

Hipótesis 1. Del sustento material al sustento inmaterial. Con esta expresión quiero traer a primer plano del análisis económico a la economía inmaterial. Mi primera hipótesis es que las sociedades de los países ricos están en tránsito de la economía material a la economía inmaterial, y este transito comporta una reformulación de la teoría económica. Ya hace tiempo que en las economías avanzadas está aumentando el peso de los bienes inmateriales en su producción nacional. Históricamente, en las economías precapitalistas, el peso dominante lo tuvieron los bienes del sector agrario-ganadero (sustento alimenticio de la persona). Durante el capitalismo, hubo una primera fase en la que el peso de los bienes del sector agrario fue desplazado por el peso de los bienes del sector industrial (bienestar material de la persona), que se hizo dominante. En la segunda fase del desarrollo capitalista, el peso dominante de los bienes del sector industrial fue sustituido por los bienes del sector servicios (bienestar integral de la persona). Los bienes del sector servicios no son inmateriales, pero están a caballo entre los materiales y los inmateriales. Según la primera hipótesis enunciada, ahora el peso dominante de los bienes del sector servicios está siendo desplazado por lo que será el peso dominante de los bienes del sector inmaterial (sustento mental de la persona). Internet y la inteligencia artificial son las condiciones necesarias para que el sector inmaterial se constituya como el sector dominante en las economías avanzadas, El proceso de cambio está ya en marcha y se acelerará cada vez más. Las tecnologías de Internet están cambiando la forma de vida de las personas, pero lo más relevante es que cambiarán también sus cerebros. El cambio está apenas iniciándose. No es este el lugar para profundizar en los tipos de bienes y sectores económicos dominantes en la economía inmaterial. En todo caso se trata de bienes y sectores que nos obligarán a redefinir y ampliar los parámetros que ahora utilizamos para medir las actividades económicas, y para evaluar la riqueza, la producción y el bienestar de los países. A modo de simplificación, adelantaré que los bienes materiales guardan relación con las necesidades y el bienestar de nuestro cuerpo y su entorno (instinto de supervivencia), cuyo mundo económico resumo en el concepto de “fábrica”, mientras los bienes inmateriales tienen relación con las necesidades y el bienestar de nuestro cerebro (instinto de conocimiento y comunicación), cuyo mundo económico resumo en el concepto de “Internet”.

19. Hipótesis 2.- Del sustento inmaterial a la revisión de los modos económicos. Mi segunda hipótesis es que las fuerzas que la economía inmaterial genera en la sociedad cambian los modos de producción, inversión, consumo y distribución hasta ahora dominantes. Los modos económicos ahora dominantes han sido generados y conceptualizados durante el capitalismo materialista. En la forma como funcionan en la economía material, estos modos han sido útiles para permitir el desarrollo del capitalismo hasta la fase avanzada en la que ahora se hallan los países acomodados. Pero en el mundo de la economía inmaterial que está surgiendo, estos modos tradicionales tienen que ser revisados tanto para asegurar la sostenibilidad de la propia economía material como para facilitar la consolidación de la economía inmaterial. Así, el modo tradicional de producción basado en el crecimiento continuo y la maximización de la ganancia tiene que evolucionar hacia un modo basado en el mantenimiento y el reciclaje, pues en la economía material el crecimiento no puede ser ilimitado, y en la inmaterial la maximización de la ganancia no funciona. El modo tradicional de inversión, orientado inicialmente a la producción material y últimamente a la especulación y a la maximización de la rentabilidad financiera individual, debe evolucionar hacia la maximización de la rentabilidad colectiva, la investigación, el conocimiento y la comunicación, ámbitos de la economía inmaterial en la que el crecimiento sí puede ser ilimitado. El modo tradicional de consumo gobernado por el hiperconsumo, el despilfarro irracional y la maximización del beneficio empresarial, debe evolucionar hacia la austeridad, el ajuste a las necesidades y el aprovechamiento racional de los recursos naturales y de los bienes materiales, que son limitados. Finalmente el modo tradicional de distribución, basado en el salario y la retribución del capital físico y financiero, debe evolucionar hacia el ingreso básico universal y el incentivo individual por las aportaciones realizadas a la comunidad. El tránsito de los viejos a los nuevos modos económicos es progresivo, complejo y dificultoso. Los nuevos modos germinan en la economía inmaterial, y posteriormente van contaminando a la economía material. Ambas economías conviven, ya que la economía inmaterial no ha venido para sustituir a la material, sino para superponerse a la misma, pues como explicaré más adelante (hipótesis 6) la economía inmaterial no puede sobrevivir sin la economía material. Pero esta última tiene un grave problema de raíz, ya que se somete al mercado y el mercado es un gran discriminador. Discrimina según la capacidad económica, y a quienes nada tienen, les niega el acceso al mismo, lo que equivale a negarles el acceso a la existencia. Si el capitalismo materialista es capaz de evolucionar lo suficiente para adoptar los nuevos modos de producción, inversión, consumo y distribución, y superar la discriminación del mercado, sobrevivirá como sistema. Si no se adapta, la sociedad evolucionará hacia una nueva organización económica que no me atrevo a definir, pero que denominaré con el concepto genérico de post-capitalismo.

20. Hipótesis 3.- De la revisión de los modos económicos a la reordenación del mercado y su papel en la organización de la sociedad. Mi tercera hipótesis afecta al corazón del mercado, el mecanismo que gobierna los modos tradicionales de producción, inversión, consumo y distribución, y a través de ellos gobierna toda la economía material desde la aparición del capitalismo. En mi opinión el mercado capitalista es una construcción humana no buscada. El calificativo “no buscada” es esencial. Lo denomino así porque la aparición del mercado no es el resultado programado de un proceso humano de diseño y fabricación artificial, sino el resultado espontáneo de unos modos económicos anclados en determinados comportamientos de la naturaleza humana: ánimo de lucro, supervivencia individual, deseo de acumulación, anhelo de bienestar material etc. La mayoría de las obras y construcciones humanas son “buscadas”, es decir conciente y libremente indagadas, descubiertas, programadas y fabricadas. Pero algunas – las menos – surgen espontáneamente de las condiciones naturales del ser humano; son no buscadas. Una de ellas es el mercado. Es este carácter de construcción no buscada lo que induce a los economistas clásicos a hablar de “la mano invisible” y “el orden natural” que gobiernan el mercado. Puesto que no es una construcción humana consciente, la consideran una construcción de la naturaleza. Esta es una “teoría rudimentaria” que puede ser explicable en tiempos de los primeros economistas del capitalismo, pero que carece de rigor a la vista de nuestros actuales conocimientos sobre cómo funciona el mercado y los fallos que presenta. Aún así, la perspectiva histórica nos ha enseñado que es en el capitalismo materialista donde se han fusionado los comportamientos de la naturaleza humana enunciados (lucro, supervivencia individual, acumulación, bienestar material etc,) y el mercado. Sabemos además que, si controlamos sus fallos, el mercado es un buen instrumento para organizar la economía material. Lleva 500 años haciéndolo, y con buenos resultados. Así que podemos dar por concluida la discusión teórica sobre mercado sí o mercado no. Mercado y Estado juntos han traído a los países acomodados de occidente el bienestar que disfrutamos. Es cierto que tenemos un problema con la economía material, ya que en ella el mercado tiende a dominarlo todo, y últimamente lo ha conseguido. Pero afortunadamente en la economía inmaterial no sucede lo mismo. La tercera hipótesis dice que el desarrollo de la economía inmaterial atribuye al mercado un papel secundario en la organización de la sociedad ya que el mercado no es eficaz para asignar los recursos de este tipo de economía. La naturaleza de los bienes de la economía inmaterial y sus modos de producción, inversión, consumo y distribución escapan a las habilidades del mercado. Estos bienes, además de ser no excluibles y no rivales como los bienes públicos puros, tienen dos características adicionales que invalida la función de los mercados: abundancia ilimitada y cuasi-gratuidad, ya que en el límite, cuando su producción aumenta, el coste se aproxima a cero para la generación creadora del bien inmaterial y es cero para las futuras. A pesar de lo expuesto podemos tomar los bienes inmateriales y tratar de someterlos a las reglas del mercado de la economía material y a sus modos económicos tradicionales, pero entonces estamos frenando el desarrollo de la economía inmaterial. Es lo que está sucediendo ahora con el tratamiento dado a determinados productos y servicios de Internet en esta etapa de transición. Se intenta aplicar reglas de mercado y de modos económicos viejos a la producción y el consumo de bienes inmateriales generando confusión y conflictividad social. Es lo propio de las fases de cambio. Pero los bienes inmateriales ya están presentes en nuestras vidas y han venido para ayudarnos a romper el mercado tradicional y los modos económicos del capitalismo materialista tal y como los hemos concebido hasta ahora. Hay algunos ejemplos bien conocidos: Linux, Wikipedia, redes sociales, aplicativos de móvil, buscadores etc. Productos gratuitos de consumo masivo y economía inmaterial. Lo último de la economía inmaterial se está cocinando en Ideo: inventar y diseñar experiencias!. Definitivamente ya estamos en transición. Durante esta etapa aparecen soluciones mixtas basadas en productos gratuitos que soportan iniciativas de mercado. Es el caso de “The Huffington Post” una publicación digital que maneja productos inmateriales, nacida hace 6 años, que recibe más de 25 millones de visitas al mes y cuyos contenidos deben su vigor en parte a una plataforma de 6.000 blogueros dispuestos a escribir gratis para la publicación. ¿Escribir gratis? ¿Qué está pasando? ¿Pero no se había mercantilizado la cultura?. Pasa que las empresas de la economía inmaterial funcionan de manera distinta a las de la economía material. En ellas confluyen dos fenómenos inéditos: los productos inmateriales son aportados gratis por los propios creadores y el coste de la infraestructura empresarial, que es pequeño, lo cubre la publicidad y deja incluso beneficios. La publicidad paga la factura. ¿Y de dónde salen los recursos de la publicidad?. Los recursos vienen de la economía material. También los “blogueros gratuitos” vienen de la economía material, donde tienen su fuente de ingresos. Es fantástico lo que ya está sucediendo en la economía inmaterial. Sin haberlo programado, hemos conseguido que la publicidad del consumo de bienes materiales financie la producción y el consumo de bienes inmateriales. Es un mecanismo “no buscado” de efectos incalculables. Probablemente de haberlo perseguido políticamente, nunca lo hubiéramos alcanzado. El mecanismo ya está instalado en la organización económica y funcionando. El acceso gratuito a los servicios de radio y de televisiones generalistas es el precedente de esta realidad cada vez más extendida. El software libre es ahora una de las puntas de lanza de este proceso de producción gratuita, donde el mercado pierde su protagonismo.

21. Hipótesis 4.- De la reordenación del mercado al cambio en los fines de la organización económica de la sociedad. Para que una sociedad viva de manera armónica, los principios de libertad, igualdad y fraternidad deben estar presentes en la misma de una manera equilibrada. El mercado del capitalismo material consigue el equilibrio entre la producción y el consumo de bienes materiales a través del precio, pero como sólo permite el acceso al consumo a quienes posean una renta que está muy desigualmente distribuida, rompe el equilibrio entre igualdad y libertad e ignora la fraternidad. La sociedad de economía inmaterial, al reubicar el papel del mercado en la misma, tiene la oportunidad de reequilibrar la presencia de los principios de libertad, igualdad y fraternidad. ¿Se aprovechará esta oportunidad?. Mi hipótesis cuarta es que la producción masiva de bienes inmateriales – cuyo consumo puede ser ilimitado al ser ilimitados los recursos que emplea – cambia los fines de la organización económica humana e impacta en los fines de la economía material, sustituyendo el instinto de la codicia por el instinto del conocimiento y la comunicación como motor de la economía. De ese modo y a causa del dominio de la economía inmaterial, la economía material sustituye su actual fin insostenible de maximizar la ganancia utilizando las necesidades humanas materiales por el fin sostenible de satisfacer las necesidades humanas maximizando el uso de los recursos materiales disponibles (mantenimiento y reciclaje). Para conseguir el desarrollo y generalización de este noble fin, el Estado tiene que predominar sobre el mercado, y lo colectivo sobre lo individual, como ya sucediera en otros periodos y sociedades de la historia humana.

22. Hipótesis 5.- Del cambio en los fines al óptimo de la eficiencia económica. El cambio en los fines de la economía que hemos apuntado genera en la sociedad mayores niveles de cohesión entre todos sus miembros y por tanto un reequilibrio entre los valores de libertad, igualdad y fraternidad. En ese caso diremos que la economía está gobernada en su conjunto por el principio de solidaridad. Una libertad económica dominante que reprime la igualdad y la fraternidad de una sociedad es perniciosa. Pero también una igualdad y fraternidad dominantes que inhiben la libertad y la iniciativa individual es igualmente perniciosa. El óptimo está en el equilibrio. La quinta hipótesis sostiene que la eficiencia económica de una sociedad es óptima cuando se equilibra en la misma la presencia de los principios de libertad, igualdad y fraternidad. La búsqueda de ese equilibrio debe de ser una prioridad de las políticas económicas públicas. El capitalismo materialista y sus modos económicos tradicionales tienden a exaltar la libertad económica, deteriorando la igualdad y la fraternidad. Este desequilibrio se ha construido a través del mercado. El mercado es para el capitalismo materialista la quintaesencia del equilibrio y la eficiencia económica, pero nada más lejos de la realidad. El mercado es un equilibrador sesgado: equilibra producción y consumo de bienes materiales pero desequilibra su distribución. Ya he señalado que el mercado es un gran discriminador, y ejerce esta función de manera implacable; discrimina según la capacidad económica de quienes quieren acceder al mismo, y a quienes no tienen capacidad económica les discrimina absolutamente negándoles el acceso. Desde la crisis de 2008, la discriminación se ha acentuado, y las ineficiencias económicas derivadas del desequilibrio social de los principios de libertad, igualdad y fraternidad crecen exponencialmente en las sociedades de los países acomodados, y entre estos y los países pobres. Este desequilibrio social pone en riesgo a la misma economía material, aunque los gobernantes se niegan a ver aquí el origen de los males que tenemos. Al contrario que en la economía material, la economía inmaterial y sus nuevos modos económicos no encajan con la función discriminadora del mercado, y ofrecen más oportunidades a la igualdad y a la fraternidad. Pero de momento las potencialidades de esos nuevos modos económicos están atrapadas en los viejos modos de la economía material. Necesitamos estrategas y líderes políticos que ayuden a liberarlas.

23. Hipótesis 6.- La relación entre la economía material y la inmaterial es de interdependencia y mutua necesidad. La antropología dice que formamos parte de la familia de los homínidos, que nuestra especie tiene aproximadamente 200.000 años de antigüedad y que estamos en un proceso evolutivo. Otras especies de homínidos, ya extinguidos, nos precedieron. En nuestra evolución como especie, hay momentos históricos decisivos. No todas las generaciones los viven. Probablemente las generaciones que vivieron el nacimiento de la revolución industrial del siglo XVIII pensaron que se hallaban en una encrucijada. Y así fue. Tuvieron que elegir entre impulsar las máquinas o destruirlas. Optaron por impulsarlas, sobrevivieron y abrieron las puertas al mundo que ahora tenemos. Considero que en este tiempo que vivimos el homo sapiens se haya también en una encrucijada, y que corresponde a nuestras generaciones elegir el camino a seguir y condicionar el futuro de las siguientes. Tenemos que elegir entre impulsar la economía inmaterial o arruinarla. La economía inmaterial satisface un conjunto de necesidades del ser humano que necesitamos para seguir evolucionando positivamente como especie sapiens. Pero el desarrollo de la economía inmaterial necesita previamente consolidar la economía material, y esta consolidación está en peligro. Esa es la encrucijada. La economía material nos proporciona el sustento material que necesitamos para desarrollar la economía inmaterial Pero si no resolvemos los problemas de la economía material, la economía inmaterial se detiene y extingue. Y no parece que estemos acertando en la solución de los problemas. La economía material está organizada por el capitalismo materialista, cuyos modos económicos, según ya hemos explicado en la hipótesis 2, la hacen insostenible. Necesitamos cambiarlos para sobrevivir, y la aparición de la economía inmaterial nos ofrece una oportunidad para hacerlo. Porque si mantenemos los modos económicos actuales del capitalismo materialista, agotaremos los recursos disponibles y colapsaremos como sociedad y probablemente como especie. Y si deterioramos el desarrollo alcanzado en la economía material no avanzaremos en el desarrollo de la economía inmaterial. Formulo ahora la sexta hipótesis: la economía inmaterial necesita de la economía material para desarrollarse y la economía material necesita de la economía inmaterial para transformarse. A esta dependencia de doble dirección la llamo el dilema de la supervivencia. Este dilema aparece bajo distintas formas en momentos históricos concretos, y hasta ahora el homo sapiens ha sido capaz de resolver el dilema con éxito. Haber llegado hasta donde estamos es prueba de ello. ¿Resolveremos también con éxito el dilema que subyace bajo la sexta hipótesis?. Me esfuerzo en presentar una nueva teoría económica que ayude a conseguirlo. Creo haber puesto algunas bases de ello, aunque la decisión para aplicar esta nueva teoría y sus conclusiones excede mis posibilidades. Pero hay una cosa cierta: cuando el futuro de la especie se siente amenazado, el instinto de supervivencia colectivo se pone a funcionar. Si esto no sucede, es que ya estamos en el camino de la extinción.

24. Hipótesis 7. De la introducción masiva de las máquinas inteligentes al acceso universal al sustento material. Con esta hipótesis cierro el círculo de esta teoría económica. Las primeras máquinas mecánicas de uso industrial aparecieron en el siglo XVIII. Las generaciones que vieron nacer las primeras máquinas no podían ni imaginar los cambios que la mecanización de la producción iba a traer a la existencia humana. Las máquinas mecánicas rompieron definitivamente el viejo mundo y pusieron en marcha una nueva civilización. También contribuyeron a consolidar el capitalismo materialista. Recomiendo reflexionar sobre la obra y pensamiento del empresario Robert Owen, uno de los primeros visionarios de lo que suponía la mecanización. El bienestar del mundo acomodado y rico reposa hoy sobre las máquinas y la energía. La consolidación de las máquinas mecánicas ha permitido al ser humano resolver los problemas de acceso al sustento material. Aunque está todavía pendiente de universalizar el derecho a este acceso. Como he indicado anteriormente, hoy existen posibilidades técnicas para satisfacer de manera universal las necesidades básicas del sustento material, que es mucho más que el sustento alimenticio. La solución técnica está disponible. Lo que no está disponible es la solución político-social. ¿Por qué?. En mi opinión los beneficios de las máquinas mecánicas quedaron atrapados en el modo de organización económica capitalista y en la lógica del mercado de bienes materiales. Considero que la humanidad tenía que pagar ese peaje. Sin ese modo de organización económica ni las máquinas mecánicas hubieran alcanzado el nivel de productividad necesario, ni las máquinas inteligentes hubieran hecho acto de presencia. El capitalismo y las máquinas mecánicas han hecho posible la producción en masa de los bienes y servicios materiales que hoy tenemos y su mejora continua. Han cumplido su misión en el desarrollo de la economía material. Ya podemos producir de todo para todos, aunque siguen vigentes las viejas estructuras y sólo una minoría de personas “está habilitada” para acceder al mercado. Mi última hipótesis es que el desarrollo de la mecanización inteligente producirá la universalización del acceso al mercado del capitalismo, asegurando a todos los humanos el sustento material. ¿Cómo sucederá esto?. Superando las contradicciones. Me explico. Los procesos de mecanización son un nido de contradicciones: abaratan costes y aumentan la productividad, pero destruyen el empleo e indirectamente hunden el consumo. Entonces la sociedad se ve obligada a adaptarse. En la primera fase de adaptación se cae en la depresión económica. Es algo inevitable hasta que los trabajadores se reciclan profesionalmente, aparecen nuevos empleos y el consumo se recupera. Ahora la mecanización inteligente acaba de llegar a nuestras vidas y está en unos casos complementando y en otros desplazando a la mecanización mecánica. Estamos en el inicio de un proceso cuyas consecuencias socio-económicas no podemos imaginar. Haré una analogía para situarnos: el ordenador es a la revolución de la economía inmaterial lo que el telar mecánico fue a la revolución de la economía material. Si consideramos las máquinas que han venido después del primer telar mecánico de finales del siglo XVIII, podemos imaginar las máquinas inteligentes que vendrán después del primer ordenador de finales del siglo XX. La mecanización mecánica cambió los modos de producción, inversión, consumo y distribución de la época, y reforzó el instinto de la codicia como eje rector del capitalismo en la forma de organizar la economía. ¿Qué hará ahora la mecanización inteligente?. La mecanización inteligente volverá a cambiar los modos de producción, inversión, consumo y distribución, y ofrece una oportunidad para introducir el instinto del conocimiento y comunicación como nuevo eje rector de la organización económica. De momento, al igual que sucedió con la primera mecanización (la mecánica), la mecanización inteligente está generando rentabilidades y acumulación de capital extraordinarias. Con la mecanización mecánica, los excedentes acumulados encontraron salida en el capital productivo y volvieron a la economía en forma de más producción y más empleo. Pero ahora tenemos un problema. Esos excedentes acumulados por la mecanización inteligente han encontrado una salida en el capital financiero y no están volviendo a la economía real, sino que se embalsan y acumulan en las finanzas especulativas (la crisis de 2008 y la forma como quieren los gobernantes salir de ella sin domesticar la especulación financiera son prueba concluyente). Hemos puesto las bases del colapso económico: finanzas especulativas y consumos ilimitados para unos pocos; desempleo masivo y consumos de subsistencia para los más. ¿Hay salida?. ¡Sí!. Hay que utilizar la mecanización inteligente para cambiar los modos de producción, inversión, consumo y distribución. ¿Cómo?. Generando una economía material super-productiva y al mismo tiempo una economía inmaterial gobernada por el instinto del conocimiento y la comunicación en la forma de organizar la economía. Estos cambios producirán el acceso universal del ser humano al sustento material y así evitaremos el colapso económico. Los defensores del viejo capitalismo y especialmente los que han hecho de las finanzas su principal o único medio de vida se resistirán a los cambios en los modos económicos. Pero el nuevo paradigma de la economía inmaterial tiene que ganar esta batalla, entre otras razones, porque es la manera de hacer viable la economía material y de preservar el futuro de nuestra especie.


d). El cambio y las conclusiones.

25. Establecidas las premisas y enunciadas las hipótesis, corresponde ahora describir las conclusiones y soluciones que se derivan de la teoría de la economía inmaterial. Esta denominación no significa que en el futuro exista sólo la economía inmaterial, sino que como ya he explicado al desarrollar las hipótesis, ambas economías – la material y la inmaterial - convivan en mutua interdependencia. La consecución de esta convivencia llevará su tiempo; será un tiempo de inquietud, incertidumbre y desconcierto en el que son posibles situaciones temporales de violencia moral o física. La tensión se debe al hecho de que la economía material está gobernada por el instinto de la codicia y por el acceso restringido al mercado, mientras que la economía inmaterial es gobernada por el instinto del conocimiento y comunicación y por el acceso universal al mercado. La contradicción entre los modos económicos preferidos por cada tipo de economía producirá en los países avanzados del mundo acomodado rebeliones y movimientos sociales y políticos en torno al cambio del paradigma económico. Los partidos políticos, los sindicatos y sus dirigentes están bien situados para desempeñar una función relevante en el proceso de cambio si son capaces de captar las nuevas pulsiones de la sociedad. De no ser así serán desechados como instrumentos viejos e inútiles. Mi apuesta es por los modos de la economía inmaterial, y deseo que se impongan a los ahora vigentes en la economía material, pero nada esta escrito en este combate de modelos de organización económica. En mi opinión si perviven los modos de la economía material organizados en torno al instinto de la codicia, es seguro el colapso del sistema de vida occidental. Hasta ahora las generaciones han ido superando las sucesivas crisis del capitalismo materialista, pero estas son cada vez más complejas y agudas. De no modificarse los modos económicos ahora dominantes, en algún momento la crisis colocarán el listón demasiado alto y ya no podremos saltar el muro.

26. Antes de adentrarnos en la exposición de las conclusiones de la teoría de la economía inmaterial, quiero hacer una aproximación histórica a la tipología de las revoluciones, pues considero que las sociedades acomodadas occidentales están abocadas a una revolución relativamente próxima. ¿Cuánto de próxima?. No puedo adivinarlo, pero constato que crece el malestar y la desafección de las nuevas generaciones con el tipo de sociedad económica y política que las acoge. ¿Y qué tipo de revolución?. Para intentar averiguarlo haré un análisis tipológico. Defino el concepto de revolución como un cambio profundo y rápido en las estructuras y/o instituciones de una sociedad. Las revoluciones tienen siempre varias causas como origen y diversos fines como objetivos, pero hay dos factores dominantes que siempre están presentes tanto en las causas como en los fines: el factor económico y el factor político. Si los combinamos, según sean causa o fin, obtenemos una matriz simple de cuatro tipos de revolución (ver la Tabla 2 adjunta): 1) La revolución técnico-productiva, que tiene origen y fin en la economía. Surge de las condiciones económicas y persigue cambios en los modos económicos. 2) La revolución social, que tiene su causa dominante en la economía y su fin en la política. Nace del malestar con las condiciones económicas y persigue cambios en la política, al considerar los revolucionarios que la política puede resolver los problemas económicos que la causaron. 3) La revolución axiológico-cultural que tiene como causa dominante las condiciones políticas y persigue el cambio de los valores dominantes en la economía, por considerar sus promotores que detentar el poder político es la manera de modificar los modos económicos. 4) La revolución política, que tiene origen y fin en la política. Nace del descontento con las condiciones políticas y persigue cambios en el poder y las instituciones políticas.

TABLA 2
FIN DOMINANTE
CAUSA DOMINANTE CAMBIO ECONÓMICO CAMBIO POLÍTICO
Condiciones económicas. REVOLUCIÓN
TECNICO-PRODUCTIVA. REVOLUCION SOCIAL
Condiciones políticas. REVOLUCIÓN AXIOLÓGICO-CULTURAL REVOLUCIÓN POLÍTICA

Esta tipología es una simplificación de la realidad sometida a análisis. Al analizar la realidad, la divido y simplifico para intentar comprenderla mejor, pero se pierde precisión y riqueza informativa. En el mundo real las causas y los fines se mezclan en todas las revoluciones. Por eso hablo de causa y fin dominantes. Además en la realidad histórica las revoluciones tienen todas un poco de todas. No sólo se mezclan causas y fines sino también tipos de revolución. Incluso la que se nos presenta en apariencia como más neutral, la revolución técnico-productiva, acaba produciendo cambios en los valores y la cultura, en la organización de la sociedad y en las instituciones políticas. Pero determinados rasgos dominantes nos permiten calificarla como revolución técnico-productiva. Es el caso de la revolución de las máquinas (industrial) en el siglo XIX o la revolución de las tecnologías de la información (tecnológica) en el siglo XX.

27. La tipología descrita me es útil para relacionar cada tipo de revolución con los modos económicos y los modos políticos sobre los que impacta más directamente, y poder así aproximarme al tipo de revolución, rebelión o revuelta que se produciría con más probabilidad en los países acomodados del rico occidente. En la economía y su proceso de gestión identificamos cuatro grandes modos económicos: la producción, la inversión, el consumo y la distribución. Los cuatro modos se gobiernan por el mercado (oferta y demanda). Así mismo en la política y su proceso de gestión identificamos cuatro grandes modos políticos: la representación, la institucionalización, la participación y la decisión. Los cuatro modos se gobiernan por el derecho (norma jurídica). Cada tipo de revolución impacta sobre el conjunto de modos, pero más directamente lo hace sobre uno de ellos (ver la Tabla 3 adjunta).

TABLA 3
IMPACTO DIRECTO
TIPO DE REVOLUCIÓN MODO ECONÓMICO MODO POLÍTICO
Técnico-productiva PRODUCCION
Política INSTITUCIONALIZACIÓN
Social CONSUMO REPRESENTACIÓN
Axiológico-cultural. DISTRIBUCIÓN PARTICIPACIÓN

Las observaciones realizadas sobre la simplificación de la realidad al clasificar las revoluciones son igualmente aplicables al impacto en los modos. Aunque un modo es el más directamente afectado, cualquier tipo de revolución afecta a todos los modos. Además los modos se interrelacionan, pues son partes de un mismo proceso. Cuando uno cambia, los demás se reajustan. En el límite, todas las revoluciones y todos los modos son interdependientes. Los clasificamos y analizamos en un intento de comprender mejor la complejidad de la realidad para orientar nuestras actuaciones.

28. Con los instrumentos expuestos, ya podemos hacer una estimación sobre cuál será la próxima revolución en las sociedades avanzadas y acomodadas del rico occidente. Estas sociedades acaban de iniciar una revolución técnico-productiva que podemos identificar con la realidad “Internet”, revolución que aunque se originó en ellas, se ha extendido con extraordinaria rapidez al resto de países, haciéndose global. En segundo lugar las sociedades acomodadas tienen problemas importantes con sus instituciones políticas, que son cada vez menos útiles para representar las aspiraciones de los ciudadanos y resolver sus problemas, especialmente en el ámbito internacional, pero como las instituciones nacionales son democráticas, aunque ya muestran signos de fatiga, todavía aguantan la situación. Además estas sociedades sufren una grave crisis económica de origen financiero que ha derivado en un problema social, aunque la mayoría de sus ciudadanos conservan todavía importantes niveles de bienestar material, por lo que salvo catástrofe natural o bélica, las sociedades acomodadas de occidente no parece que tengan un problema de supervivencia física, como tienen las sociedades de otros países menos desarrollados que ya están en proceso de revolución social (no tienen acceso al sustento material). Finalmente las sociedades acomodadas tienen riesgos muy graves en el campo de los valores (véase premisa 2), un riesgo que es inherente al capitalismo materialista y que a través de este, han extendido al resto del mundo y lo han globalizado. La gravedad del riesgo deriva del hecho de que los valores ahora dominantes conducen al colapso de nuestra organización económica. Ya han producido el colapso financiero, que hemos salvado “in extremis”. Pero lo grave será cuando produzcan además el colapso productivo. Estas consideraciones me llevan a concluir que la revolución más probable en los países acomodados de occidente es la axiológico- cultural. En todo caso, si no fuera la más probable, opino que es la más necesaria. Este tipo de revoluciones son las que maduran más lentamente, pero las que cambian la sociedad más en profundidad, pues afectan directamente al modo económico de la DISTRIBUCIÓN y al modo político de la PARTICIPACIÓN. Una revolución de este tipo va implícita en las hipótesis que he formulado sobre la economía inmaterial y su nueva teoría económica. Y es requisito para impulsar las conclusiones/soluciones que propongo a continuación. Las expongo con brevedad, aunque soy consciente de que generarán polémica por su radicalidad. Pero creo que al menos apuntan un camino distinto para el futuro. El que ahora estamos andando conduce al desastre.

29. Conclusión 1.- Proporcionar un ingreso universal: La economía se organiza para proporcionar un ingreso básico universal a toda persona por el mero hecho de ser miembro de la sociedad y con independencia de que esté empleado o no. Esta medida es revolucionaria, y se deduce de las hipótesis 1, 2, 5 y 7 antes enunciadas. Afecta a los modos económicos de producción, consumo y distribución de la economía material y tiene un impacto de gasto en las “cuentas de la sociedad”, que no son lo mismo que las cuentas públicas ni las cuentas de las empresas, y a las que los economistas deberían dedicar más investigación y capacidad de innovación. La medida implica que la sociedad establece como prioridad asegurar a todos sus miembros un ingreso de subsistencia periódico y estable, de modo que en adelante el ingreso de subsistencia queda desvinculado del trabajo. Esta decisión afecta prioritariamente al modo de distribución en la forma como hasta ahora ha sido aplicado por la economía material y el mercado: para el 90% de los miembros adultos de una sociedad, trabajar y disponer de un empleo legal y estable ha sido y es la única forma de tener un ingreso de subsistencia. También tiene un efecto directo de estabilización económica, pues asegura un nivel básico y mínimo de consumo agregado necesario para que la economía funcione y no colapse. Con esta medida, la sociedad se orienta hacia un futuro en el que el trabajo libre y voluntario desplaza al actual trabajo forzoso y obligatorio. Para reforzar la necesidad y viabilidad económica de esta drástica medida aportaré algunas breves consideraciones: 1ª) En los países acomodados y ricos ya hay un porcentaje significativo de ciudadanos que perciben un ingreso desvinculado del trabajo. La medida pretende ampliar paulatinamente este colectivo de ciudadanos, y evitar que ciudadanos desvinculados de hecho del trabajo, perciban ingresos como si estuvieran vinculados al trabajo. 2ª) La implantación de la medida debe acompasarse al proceso de expansión de la mecanización inteligente en el modo de producción de la economía material, que es lo mismo que hacerlo al incremento de la productividad. 3ª) Los ingresos para la financiación de la medida se obtienen de las finanzas, por lo que es necesario complementar esta medida con las número 5 y 7. 4ª) Los buenos Gobernantes trabajan y se preocupan por llevar a sus sociedades a la situación de pleno empleo, pues creen que esa es la mejor manera de facilitar a todos los ciudadanos un medio de subsistencia. Deberán de cambiar el enfoque, y proponer a sus ciudadanos que trabajarán para facilitar a todos el derecho al descanso, si así lo desean, aunque a cambio de un ingreso de subsistencia. 5ª) Finalmente la medida implica establecer límites al crecimiento de la población, cuestión que va ligada también al establecimiento de un consumo y producción sostenibles. La tecnología disponible permite avanzar en la implantación de esta primera medida y facilitar la incorporación libre y voluntaria de la persona al mundo del trabajo a fin de obtener ingresos superiores a los de subsistencia. Merced a ella, nadie tendrá la angustia de tener que incorporarse forzosamente al mundo del trabajo para sobrevivir si no lo desea, y los que estén incorporados al mundo del trabajo libre y voluntario no tendrán que sufrir la presión de reducir sus salarios hasta el nivel de subsistencia para trabajar. Es una manera distinta de organizar la sociedad, que la mecanización inteligente ya permite.

30. Conclusión 2.- Maximizar la mecanización inteligente: Las autoridades públicas, los empresarios y los trabajadores impulsan la maximización de la productividad científico-técnica en la economía material. Esta medida implica que los avances de la inteligencia artificial, de la biotecnología y de la robótica se trasladan sin restricciones al proceso productivo, produciendo una masificación de la oferta y un abaratamiento del coste de la producción agregada y de los bienes y servicios de la economía material, en lugar de una ganancia extraordinaria que se acumula en forma de capital financiero y que se traslada a las finanzas especulativas, como está sucediendo ahora. La medida, que se deriva de la hipótesis 7, afecta directamente a los modos de producción e inversión de la economía material, y constituye un ingreso para las “cuentas de la sociedad”. En relación con el empleo, la medida libera progresivamente al ser humano de la servidumbre del empleo forzoso y obligado. Lamentablemente los Gobiernos todavía no son conscientes de que las cosas están cambiado radicalmente: hasta ahora el ser humano ha tenido que trabajar para las máquinas y sus propietarios, considerando el trabajo como una pena. Ahora la tecnología hace posible que las máquinas trabajen para el ser humano y lo liberen progresivamente de la mayoría de los trabajos rutinarios. Con esta medida, la sociedad se orienta conscientemente hacia un futuro en el que las máquinas inteligentes desplazan completamente a la persona de la producción de bienes y servicios basados en tareas repetitivas, mientras se potencian los empleos de servicios entre personas, y los basados en el conocimiento, la comunicación, la cultura, la innovación y la investigación.

31. Conclusión 3.- Promover el consumo y la producción sostenibles: Se diseñan y aplican políticas públicas que incentivan el consumo y la producción sostenibles y que penalizan los comportamientos irresponsables tanto en la producción como en el consumo. Los empresarios por el lado de la oferta y los ciudadanos por el lado de la demanda ajustan sus comportamientos al principio de que los recursos naturales y ambientales son escasos y agotables. Todos asumen, por tanto, que las autoridades públicas elegidas democráticamente regulen aquellos aspectos de la economía material que garanticen el respeto a este principio. Este objetivo se alcanza tanto incentivando procesos de reciclaje y mantenimiento como penalizando consumos o producciones irracionales a las que el mercado no penaliza. Por ejemplo es irracional que un restaurador calefacte o refrigere una terraza al aire libre, pues aunque sus clientes se lo puedan pagar, es un derroche energético que la sociedad en su conjunto no se puede permitir. Esta medida se deduce de las hipótesis 2, 3 y 6 y su impacto en las “cuentas de la sociedad” se pretende que sea neutro. Afecta a todos los modos económicos de la economía material, y mediante su implantación, la sociedad democrática encomienda al Estado que oriente los comportamientos económicos hacia una economía basada en la reposición y el reciclaje, donde lo importante es generar un ciclo circular que sea sostenible, y abandonar la actual economía del crecimiento ilimitado, basada en generar un ciclo ondular de pendiente ascendente que es insostenible.

32. Conclusión 4.- Suministrar servicios universales: Los poderes públicos garantizan la prestación a todos los ciudadanos sin distinción de un conjunto de servicios universales básicos y no lucrativos. Hay un conjunto de servicios que han operado como antesala de la economía inmaterial, no sólo porque están a medio camino entre los bienes materiales y los inmateriales, sino porque sin algunos de ellos la economía inmaterial nunca hubiera surgido. Me refiero, por ejemplo, a los servicios de educación. Sin el dominio y el aprendizaje universal de la escritura, la lectura y el conocimiento, nuestras sociedades no hubieran evolucionado. En el mismo paquete de servicios universales han de incluirse los servicios sanitarios y los sociales. La provisión de estos servicios no puede dejarse a la lógica del mercado de la economía material y a sus reglas de determinación de precio según escasez y de discriminación de acceso según ingresos. Corresponde a los poderes públicos facilitar el acceso universal a estos servicios mediante provisión directa o concertada, pero siempre preservando una prestación sin animo de lucro. Al obligar a una prestación sin ánimo de lucro, se desincentiva la presencia de la iniciativa privada, y aparece de manera espontánea la iniciativa pública o la social. La medida afecta principalmente a los modos económicos de consumo y distribución, y supone un gasto en las “cuentas de la sociedad”. Se deriva de las hipótesis 3 y 5, y con su implantación efectiva la sociedad en su conjunto hace una apuesta de futuro por la cohesión y la solidaridad entre sus miembros y por el rechazo de la exclusión y la desintegración social.

33. Conclusión 5.- Controlar los mercados financieros: Los mercados financieros se someten a regulación pública a fin de asegurar en la economía tanto el volumen adecuado de recursos financiero líquidos como la asignación prioritaria de los mismos a la actividad productiva. Este medida es consecuencia del conjunto de hipótesis de la economía inmaterial, pues las finanzas tienen las potencialidades para hacer funcionar tanto la economía material como la inmaterial a condición de que sean sometidas a regulación y puestas al servicio de los intereses colectivos. Actualmente las finanzas ni están reguladas adecuadamente ni sirven a los intereses del conjunto de la sociedad. Sin embargo han sido capaces de aprovecharse de los instrumentos de la economía inmaterial (las tecnologías de la información) para potenciar los excesos de los comportamientos humanos dominantes en la economía material y que considero vicios morales: acumulación codiciosa de la riqueza, sacralización del individualismo, maximización de la ganancia, inversión especulativa ilimitada, etc. Las finanzas nacieron originalmente con el fin económico noble y útil de poner los excedentes de ahorro a disposición de los emprendedores primero y de los consumidores después. Y con el paso del tiempo, se han convertido en el sector económico instrumental imprescindible para el funcionamiento de la economía. Ahora ya no sólo financian las actividades económicas, sino que son el gran cajero, el gran pagador y el gran contable de todas las transacciones que realiza una sociedad. Ellas encierran en sus centros de cálculo las “cuentas de la sociedad”. Pero en su proceso de expansión y desarrollo, las instituciones financieras han sido atrapadas por los vicios morales hasta el punto de olvidarse de su papel instrumental en la economía, y convertirse en un fin en sí mismas. En ese momento las finanzas se han corrompido. Para sanearlas y hacerlas regresar a su papel de medio útil tanto para la economía como para la sociedad, las finanzas deben ser estrictamente reguladas y supervisadas por los poderes públicos. El impacto de esta regulación sobre las “cuentas de la sociedad” es neutro en términos económicos, y positivo en términos sociales. Finalmente señalar que mediante la regulación y el control adecuados, los Gobiernos de las economías avanzadas deben orientar el futuro de las finanzas hacia una moneda global y virtual que sustituya a la moneda local y física, y hacia unas finanzas productivas que sustituyan a las especulativas y las depuren de productos nocivos para la economía material..

34. Conclusión 6.- Expandir los empleos de la economía inmaterial: Los empresarios, los trabajadores y los poderes públicos dirigen todos sus esfuerzos a la consolidación y crecimiento de la economía inmaterial. Actualmente, en las economías avanzadas, las organizaciones sindicales, empresariales y políticas están consumiendo sus energías en la creación de empleo en la economía material. Las reformas laborales y de los mercados de trabajo de esta economía están en las agendas políticas. En mi opinión esta es una pretensión inútil, pues el progreso de la tecnología destruye y destruirá cada vez más empleos en la economía material de manera irreversible. Empleos para todos utilizando sólo la economía material es ya un objetivo inalcanzable. Las hipótesis 2, 4 y 7 fundamentan esta sexta conclusión, que afecta de manera prioritaria a los modos económicos tradicionales de producción y de inversión. El futuro exige una redefinición del papel del trabajo y el empleo en la sociedad avanzada. Para la nueva realidad económica se ha acuñado el concepto de sociedad del conocimiento. Opino que el futuro es mucho más que eso. Es la economía inmaterial. Los empleos están cada vez menos en los sectores de la economía material – agricultura, minería, fabricación de bienes, servicios materiales etc.- y cada vez más en los de la economía inmaterial – comunicación, investigación, innovación, cultura, formación, conocimiento, entretenimiento, servicios a la persona etc. -. Este tipo de empleos nos trazan un futuro de cambio profundo en la persona primero y en la sociedad después. A consecuencia de este cambio los ciudadanos que ahora emplean la escritura y la lectura sólo con fines materiales y de manera esporádica van siendo sustituidos por ciudadanos que utilizan de manera habitual la lectura y la escritura para la comunicación, el entretenimiento, la innovación, la reflexión, el análisis, la cooperación y el apoyo mutuo.

35. Conclusión 7.- Volver a la tributación de producto. Los Gobiernos impulsan reformas tributarias que desplazan las principales fuentes de ingreso desde las personas físicas y jurídicas hacia las máquinas inteligentes y las finanzas. No es posible una autoridad pública sin fiscalidad, y no es posible fiscalidad sin economía que la soporte. Si consideramos necesaria la autoridad pública democrática debemos considerar necesario el sistema fiscal. La economía capitalista liberal no es favorable a los impuestos. Asume a regañadientes los impuestos mínimos e imprescindibles para proporcionar a la sociedad libertad económica y seguridad. La teoría de los mercados libres, perfectos y autorregulados aumenta ese rechazo. Pero las economías avanzadas, con la oposición del monetarismo liberal, han acabado construyendo un sistema fiscal relativamente complejo, que ahora descansa sobre todo en la imposición personal (bien sea de la persona física o de la persona jurídica). El nacimiento de la economía inmaterial nos ofrece una oportunidad para cambiar en profundidad las actuales fuentes de la fiscalidad. Diré más: si no cambiamos las fuentes principales de la fiscalidad no podremos evolucionar hacia la consolidación de la economía inmaterial. El cambio debe ser paulatino, pero continuo. Las nuevas fuentes que propongo se enmarcan más en la imposición de producto que en la imposición personal. La primera fuente son las máquinas. Estas han desplazado y desplazarán completamente a la persona en casi todos los empleos de la economía material, así que tienen que empezar a tributar. Hasta ahora han tributado a través de las personas, pero deben empezar a hacerlo por sí mismas. Ellas trabajan en lugar del hombre y deben tributar en lugar del hombre. El concepto es revolucionario, pero tiene sentido si no queremos arruinar la economía inmaterial. La segunda fuente que propongo son las finanzas, en una doble dirección: como ámbito en el que se concentra la acumulación de la riqueza y como mercado en el que se comercia con esa riqueza. Es absurdo, además de injusto, que las transacciones económicas con activos financieros estén libres de gravamen, mientras que todas las demás transacciones de la economía material tributan. Gravar las transacciones con activos financieros no sólo proporcionará información valiosa sobre cómo se mueven estos productos, sino también sobre sus precios y sobre los procesos especulativos que desencadenan alterando gravemente el funcionamiento de la economía material. Esta medida tiene su fundamento en la hipótesis 6, afecta al modo económico de distribución y se constituye en la principal partida de ingresos de las “cuentas de la sociedad”.


e). Estrategia y movilización.

36. Para finalizar esta aproximación a los proyectos de futuro, realizaré algunas reflexiones sobre la estrategia de implantación de la economía inmaterial y de sus conclusiones. Comenzaré diciendo que la economía inmaterial es revolucionaria, pues cambia de raíz la relación entre la persona y la economía. El capitalismo liberal, tanto el inicial como el avanzado, ha funcionado y funciona a partir del principio básico de que la persona está al servicio de la economía. La revolución que nos aporta la economía inmaterial es que a partir de ella, la economía está al servicio de la persona. ¿Significa esto que capitalismo liberal y economía inmaterial son incompatibles?. No necesariamente. Lo que significa es que la economía inmaterial es un cuerpo extraño al capitalismo liberal tal y como éste ha funcionado hasta ahora, y que su aparición le resulta incómoda. En consecuencia las tensiones entre ambas realidades irán en aumento, y los ciudadanos tendrán que posicionarse apoyando a una u otra forma de hacer economía. O el capitalismo liberal absorbe a la economía inmaterial adaptándola a su modo de ser, de producir y de consumir, o la economía inmaterial transforma los principios y los modos económicos del capitalismo liberal. La batalla social está ya en marcha, y como la economía inmaterial está surgiendo en los países avanzados, son los ciudadanos movilizados del mundo acomodado los que decidirán el resultado de esta lucha. Es normal que los ciudadanos de otras sociedades menos avanzadas estén ocupados en la lucha por satisfacer sus necesidades materiales, lo que aleja el horizonte temporal de su preocupación por los bienes de la economía inmaterial. Con este razonamiento, he identificado al ciudadano del los países avanzados y acomodados como el sujeto llamado a ser protagonista del cambio global. Al menos eso es lo que deseo y espero. Si el cambio no se genera en el acomodado ciudadano occidental del presente, probablemente se genere en el ciudadano oriental del futuro, cuando la mayoría de ellos hayan alcanzado el estatus de acomodados del que ahora disfrutan los occidentales.

37. Dedicaré a continuación algunas consideraciones al proceso de movilización, pues sin movilización de la ciudadanía no se producirá el cambio global. A este respecto me retrotraigo a las lecciones del pasado y a su regla número 2, según la cual los privilegiados de un determinado régimen socio-económico nunca entregan voluntariamente el poder sobre el mismo a los no privilegiados, sino que debe arrebatárseles con la movilización. Eso es precisamente lo que han hecho algunas sociedades de países musulmanes el año 2011 con sus presidentes absolutistas, ejemplo presente de los reyes absolutistas europeos del pasado, dando así una lección de dignidad e inconformismo a las sociedades ricas de occidente. Debemos aclarar, no obstante, que los ciudadanos de estas sociedades se movilizan principalmente por el sustento material y la democracia, bienes de los que disfrutan desde hace tiempo las sociedades avanzadas de occidente. Ello no impide que cada vez más ciudadanos de estas sociedades avanzadas se sientan a disgusto en ellas, y particularmente en los modos económicos del capitalismo liberal, si bien el disgusto aún no supera a la comodidad material que el actual modelo económico les proporciona. En todo caso sentir disgusto o incomodidad con los modos socio-económicos vigentes es el primer paso hacia la movilización.

38. El segundo paso hacia la movilización es la toma de conciencia de incomodidad con el modo de organización socio-económica. La toma de conciencia no está vinculada al bienestar material de la persona. Hay personas materialmente incómodas (sin bienestar) que no tienen conciencia de incomodidad, y hay personas materialmente cómodas (con bienestar) que sí tienen conciencia de incomodidad. La fase de toma de conciencia es larga y dificultosa pues los ciudadanos tienen que hacer el tránsito de la conciencia individual a la colectiva. En ese tránsito desempeñan un papel relevante los grupos y asociaciones sociales. También los partidos políticos, aunque estos han dejado de contribuir a la toma de conciencia ciudadana para transformarse en mecanismos institucionalizados de poder. Esto es un problema para la estrategia del cambio global. Por eso no sería extraño que la movilización y el cambio no vengan desde dentro de las instituciones democráticas, sino de fuerzas externas a los grupos políticos institucionalizados, lo que sería muy lamentable. Una vez concluida la fase de toma de conciencia, el proceso de movilización se acelera. Rápidamente la sociedad asume metas comunes, para pasar a la movilización efectiva tan pronto se produzca o provoque un catalizador de la acción. Opino que los ciudadanos de los países acomodados se encuentran ya en la fase de toma de conciencia. El disgusto con el tipo de sociedad en que se organizan es ya un hecho, y va en aumento. Desconozco cuándo y cómo hará acto de presencia un catalizador de la acción, pero es seguro que se presentará.

39. Identificado el sujeto y definido el proceso de movilización, abordaré brevemente algunos condicionantes y consecuencias del cambio global. El primer condicionante es de orden territorial. El cambio no puede ser el intento de un sólo país o Estado por poderoso que éste sea. Se requiere implicar al menos a una zona económica amplia y fuerte, desde la que posteriormente los cambios puedan extenderse al resto de países. Puede haber intentos locales de cambio, pero estarán abocados al fracaso. El segundo condicionante es de orden institucional. En principio una sociedad abierta, comunicada y organizada en torno a instituciones democráticas, debe facilitar el cambio global más que una sociedad cerrada, incomunicada y organizada en torno a instituciones autoritarias. Pero llamo la atención sobre el deterioro que se viene produciendo en la calidad de las instituciones democráticas de los países acomodados, lo que unido a la resistencia de los privilegiados a reformar el modelo que les favorece, puede conducir la movilización inicial por el camino de la ruptura, la violencia, el desgarro social y el autoritarismo en lugar de por el más deseable de la reforma, la paz, el consenso social y la democracia participativa. A este respecto he apuntado en las premisas de la teoría de la economía inmaterial que una reforma evolutiva consigue mejores resultados que una transformación radical, entre otras razones porque economía material e inmaterial se necesitan mutuamente, y porque las sociedades avanzadas son demasiado complejas y frágiles como para someterlas a transformaciones radicales sin riesgo alto de producir un colapso de las mismas. Por último el tercer condicionante significativo es de orden cultural. Los ciudadanos de los países avanzados son inicialmente los que reúnen los conocimientos y tienen los instrumentos culturales más adecuados para movilizarse hacia un nuevo orden económico. Es en estos países donde ha surgido la economía inmaterial y donde crece con fuerza. Donde el uso de la Red está generalizado y los movimientos por la libertad y la gratuidad en la misma son más activos. Donde las preocupaciones por el pensamiento y la comunicación sustituyen a las preocupaciones por el sustento material. Finalmente es en estos países donde las contradicciones de una sociedad organizada sobre la maximización de la ganancia, la desigualdad de la renta, la especulación cíclica y el consumo irracional se ponen mas de manifiesto y provocan desasosiego e insatisfacción en los ciudadanos. En definitiva, son las sociedades democráticas avanzadas donde las condiciones objetivas se presentan como más favorables para un cambio global, aunque no podemos ignorar que es también en estas sociedades donde anidan los mayores intereses, las mayores resistencias al cambio y los mayores núcleos del poder constituido.

40. En cuanto a las consecuencias del cambio global, avanzaré una intuición de largo alcance, que no será del agrado de las personas con sensibilidad a la evolución armónica de la especie humana. En el caso de que nuestra especie no colapse, supuesto no descartable a la vista de los insostenibles modos de la organización económica capitalista, considero que la superación de estos modos de organización siguiendo la teoría de la economía inmaterial que he esbozado, contiene el riesgo de producir una dualidad en la especie. Por un lado estarán aquellos humanos que evolucionarán hacia el estadio superior de una existencia gobernada por el conocimiento, la comunicación, la creatividad y los bienes de la economía inmaterial, y por otro los humanos que se quedaran en un estadio inferior, atentos sólo a disfrutar de los aspectos materiales de la existencia y del entretenimiento, pero carentes de espíritu de superación. Para ambos grupos Internet es al mismo tiempo una oportunidad y una amenaza. Para los humanos más evolucionados es una oportunidad pues la Red es un instrumento para estimular su pensamiento, su creatividad y la comunicación profunda. Para los humanos menos evolucionados es una amenaza, pues la Red les anclará en el entretenimiento pasivo, la comunicación superficial y la no superación, una opción de vida que ellos mismos habrán adoptado. Este horizonte que describo puede repugnar al pensamiento racionalista e igualitarista, pero está avalado por la evolución de los homínidos, una familia en la que la especie sapiens actual no es más que el último eslabón de su cadena evolutiva. Porque no deberíamos ignorar que la especie homo sapiens es ya la séptima de las especies del género “homo”, y que este hecho no es una invención ni una conjetura, sino una realidad estudiada y contrastada por la ciencia.

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